Sara Barbado (Madrid, 1981) es la responsable de las áreas de Infancia, Igualdad y Mayores del Ayuntamiento de Ibiza. Entrenadora personal de profesión, es, sin embargo, su faceta como madre y como hija la que le hace mostrar una especial sensibilidad hacia todo lo relacionado con los departamentos que gestiona. Habla con entusiasmo de sus proyectos pero es el área de Mayores la que más le ilusiona. No en balde, fue profesora de gimnasia de mantenimiento en el Esplai de can Ventosa y conoce bien cómo se sienten los usuarios de estos servicios y cuáles son sus necesidades. Abiertamente feminista, huye, sin embargo, de la ideología y rompe con todos los tópicos que existen sobre los conservadores. Tiene claro que «la política social no es solo cosa de la izquierda» y, desde su despacho en el Esplai, procura que no se le escape ni una sola de las quejas o necesidades de aquellos a los que tiene que atender como concejal.

—290 botones del pánico en un almacén del Ayuntamiento. Más allá del gasto que supuso para las arcas municipales, ¿cómo interpreta esto?
—Quizá ha sido dejadez. Se ha hecho una inversión grande para esta aplicación, con los botones de pánico como apoyo. Se entregaron 10 y el resto se quedó guardado. Tengo la sensación de que no se ha hecho el seguimiento que tenía que hacerse.

—En otros municipios se presentó la misma app, Agrestop, con los botones, que son un complemento que facilita que puedas avisar a la Policía sin necesidad de abrir el móvil. Pero en Vila esto no sucedió y se presentó solo la app.
—La verdad es que no tengo mayor información. Esto fue algo que descubrimos y ahora estamos estudiando hacer una buena campaña. Acabamos de renovar el contrato con la app y fue entonces cuando descubrimos lo de los botones. Vamos a hacer una campaña fuerte de cara a los cierres de las discotecas. Ha habido otro problema y en la cartelería que se puso por el municipio no funcionaba el código QR. Yo pensé que era porque no se había renovado el Agrestop y resulta que es porque, a la hora de hacer esta cartelería, no se revisó correctamente. Yo pasé el móvil para leer el código y no funcionaba. Hemos tenido que hacer otra inversión en cartelería nueva y empezar de nuevo. Se hizo la inversión pero mal enfocada.

—Más que mal enfocada es que está mal hecha.
—Va más por el tema de la falta de control, que es algo que nos hemos encontrado en todas las concejalías.

—En el pleno del jueves, el PSOE cuestionó su trabajo al frente de Igualdad con la excusa de la suspensión de las Aulas Feministas. Usted expuso qué hará en este área. Pero me gustaría que nos explique cómo vamos a notar la gestión del PP en Igualdad.
—Sobre todo en el tema del control. Además, hay un tema muy interesante, que lo sugirió la concejal de Unidas Podemos, Guadalupe Nauda, sobre la necesidad de empezar a destinar la programación a las propias familias y los colegios. Vamos a poner en práctica nuestra agenda en escoletes y colegios porque hay que empezar desde abajo.

—Se acusa a las concejalías de Igualdad en general de hacer ideología. ¿Usted cómo quiere trabajar?
—Hay algo que tiene que quedar muy claro. El objetivo es ejercer la igualdad entre mujeres y hombres. Esa debe ser la base. Nosotros vamos a enfocar desde los dos puntos de vista. Por otro lado, en donde más se invierte es en mujer maltratada, con proyectos como el mismo Agrestop o el de formación de la Policía Local. Pero también hay que hacer prevención. No podemos actuar solo cuando llega la agresión. Para evitarla, hay que ver qué hacer. Y esto lo vamos a coordinar con IBDona y el Consell para ir todos a una.

—En octubre se realizará un acto en la ciudad sobre el duelo perinatal. ¿En qué consistirá?
—Yo soy madre monoparental y, cuando creamos la asociación, vimos que en ese proceso se habían dado muchos abortos. Nadie hablaba de ello porque era como un tabú. En Can Misses se han puesto habitaciones especiales para poder despedirte del bebé. Se hizo un muro para poder tener un registro del bebé. Como madre, yo pienso que, si esto me pasara, querría algo así. Me puse en contacto con la asociación Tribu de Estrellas y les pregunté qué harán el 15 de octubre, que es el día dedicado a este tema. Ellos van a concentrarse en las puertas de Can Misses, harán un encendido de velas y entregarán lazos. Nosotros podemos colaborar desde el área de Igualdad y lo haremos iluminando el Casal d’Igualtat con unas luces lilas. Estas familias tienen todo nuestro apoyo. Ya hemos pedido el tema de los colores a Citelum y las luces estarán durante tres días. De momento solo será en la Casa de Igualdad porque no nos ha dado tiempo a organizar nada más. Además, hemos ofrecido a Tribu de Estrellas un espacio en el Casal d’Igualtat una vez que tengan todo legalizado como asociación. Esta asociación aún no tiene visibilidad pero la realidad es que hay muchas familias en esta situación.

—Usted dirige unas áreas sobre las que aún existen muchos tabúes. No se habla de la muere perinatal, la regla aún espanta a muchos, otros no conciben la sexualidad entre mayores… ¿Es posible luchar contra esto desde un ayuntamiento?
—Son temas delicados. Además, están relacionados con el machismo. Yo tengo 42 años y he vivido el ver a mi padre hablar negativamente sobre el tema de la regla. En este caso, está claro que hay que abordarlo. Pero yo tengo que ir paso a paso. El Gobierno central no hace nada pero yo, desde el municipio, tengo que hacer hasta donde llego.

—Pero hay sitios donde, por ejemplo, se reparten kits para quitar el tabú sobre la regla.
—Sí, aquí los reparte Médicos del Mundo a mujeres en exclusión.

—En Cataluña, por ejemplo, esto se hace en los institutos. Y el objetivo es quitar el tabú, que se vea como lo que es, algo normal.
—Lo tomo en cuenta. Podría ser una muy buena propuesta para hacer en colegios e institutos, aunque yo me encargo de escoletes. Yo he vivido en mi casa el machismo sobre la regla, con frases que duele mucho escuchar. Y soy la primera a la que le encantaría abordar este tema. Hay que darle naturalidad.

—También nos sorprende que los mayores tengan vida sexual. Usted está gestionando un programa de actividades para mayores, pero, ¿tiene en cuenta cosas como esta?
—En el Esplai tenemos parejas que se han conocido en el baile de los domingos. Es verdad que a nuestra edad nos extraña ver a dos personas mayores besándose. Pero a mí, en un momento dado, querría llegar a esa edad, tener esa pasión y creer en el amor verdadero. Con 20 años y, ves a alguien de 40 haciéndolo, lo veas mal. Cuando tienes 30, te parece mal que lo hagan los de 60. Pero, a medida que pasa el tiempo, te das cuenta de que ojalá llegues a ese punto de esa manera. Sí, es un tema tabú y que yo voy a abordar. Tenemos que quitar el tabú y afrontar estas situaciones. Lo mismo con el aborto espontáneo. Yo tengo amigas que no quieren decir que están embarazadas hasta los tres meses por si acaso. Y, si pasa, no quieren decir nada.

—Es que el aborto espontáneo es muy duro. Sobre todo cuando te encuentras en el hospital, en la planta de Maternidad y rodeada de bebés.
—Es verdad. Yo tuve mucha suerte porque tuve a mi hijo a la primera. Pero tenía cerca personas que no se quedaron embarazadas ni con 12 intentos. Y es muy duro cuando te cuentan que ya tenían la ropa comprada o el nombre elegido. ¿Qué haces ante eso? Es como la muerte perinatal. Yo tengo en mente poner a disposición de las familias un fotógrafo que pueda ayudarles a plasmar esos recuerdos. Es tu hijo, tu bebé. Y yo quiero hacer algo especial para ellos.

—Usted es también la responsable municipal de las escoletes de Vila. ¿En qué situación se las encontró cuando llegó al cargo?
—Básicamente, que se gestionaban solas. No aparecía nadie por el Consejo Escolar o aparecían poco. Yo asistí a la primera reunión y les sorprendió. Los responsables de las escoletes piden cosas básicas como determinados arreglos. Además, están todas las plazas ocupadas. Tenemos también la Xarxa complementaria.

—¿Y usted qué quiere hacer?
—Primero, estar presente. Mi despacho está en can Ventosa y me paso por las dos escoletes varias veces por semana. De hecho, mi hijo ha empezado en una de ellas este curso. Ya me he reunido con los equipos de ambas y con las familias. Quiero saber de primera mano qué necesitan y ver qué necesidades tenemos como Ayuntamiento. Ahora mismo está en marcha la ampliación de la escoleta de can Cantó y se activará la construcción de la de Platja d’en Bossa.

—Ya sé que usted no se ocupa de los parques infantiles pero, como responsable de Infancia, ¿tiene algo previsto para que estén realmente acondicionados para los niños y dejen de ser sartenes en los meses de calor?
—Sí, de hecho, tanto mi compañera Catiana Fuster, responsable de Educación, como yo, detectamos desde el minuto cero que no hay sombras. Yo tengo un niño de dos años y al final voy a dos parques que sí tienen. Pero el resto no. Nosotros solo llevamos tres meses y ya hemos pasado este tema a la concejala Blanca Hernández y hay una empresa que ahora mismo está haciendo una ruta por todos los parques para ver qué hay que arreglar, qué hay que mejorar y qué hay que eliminar. Y una de las cosas que está clara es el tema de las sombras.

—Tiene usted una especial preocupación por el área de Mayores. ¿Por qué?
—¡Me encanta! Y me preocupa porque tengo una madre de 70 años que vino aquí hace cuatro. Yo soy entrenadora personal y sabía lo que se hacía en la isla en el tema de deporte. Pero, cuando ella llegó, nadie sabía decirle qué actividades había para gente como ella. No había nada centralizado. A ver, yo juego con la ventaja de que fui contratada como profesora de gimnasia de mantenimiento aquí, en Can Ventosa, y los mayores te van dando información sobre lo que pasa. Es una información que yo recojo y guardo pero te permite darte cuenta de que estaban muy solos. Yo no quiero decir que no se hayan hecho cosas. Es un colectivo muy exigente pero me encanta porque son también los más agradecidos. Das una idea A y con ellos pasa a ser B, C, D y E. Además, no se trata de hacer solo actividades en un esplai. Hemos de abordar sus realidades. Por ejemplo, ahora vamos a empezar un nuevo proyecto con la Policía Nacional para que ellos vean aquí que tienen acceso a ese cuerpo y que están para ayudarles.

—¿Se dan muchos casos en Ibiza de agresiones a mayores en el hogar?
—Hay agresiones, sí. Por ejemplo, dejan a las personas mayores muchas veces aparcadas en una silla todo el fin de semana con pañales. Eso es una agresión. Yo no creo que ahora haya más agresiones. Lo que cambia es que sí están haciendo públicas. Es como el tema del machismo, que ahora se le da mucha más visibilidad. O ellos son más capaces de denunciar. Agresiones a mayores en casa ha habido siempre y yo lo he visto en primera persona con familiares de amigos. Pero ahora uno está más pendiente y ahora se le pone un nombre.

—Hay más concienciación sobre su vulnerabilidad.
—Sí, claro. En el Ayuntamiento, el área social está formada por cuatro concejales. Yo estoy muy en contacto con la responsable de Bienestar Social, Lola Penin. Se trata de dar visibilidad y concienciación. Pero esto sucede en todo. Además, esta comunicación entre áreas nos permite actuar más rápido. Piense que yo hablo con el resto de responsables de este área prácticamente a diario y que el equipo de Gobierno se reúne dos veces por semana. Nosotros queremos ser resolutivos y cercanos.

—Además de centralizar los servicios para mayores, ¿qué otras ideas tiene?
—Me encantaría reactivar los parques biosaludables. La gente piensa que solo sirven para oxidarse y mover los brazos cuando haces un movimiento de elíptica. Y realmente se pueden hacer muchas cosas. Con la concejal de Deportes, Ana Ferrer, hemos hablado de la posibilidad de reestructurar la posición de las máquinas que hay en estos parques e, incluso, coger a personal cualificado para que den clases a los mayores de manera gratuita por la ciudad. La prioridad ha sido dotar de más actividades al Esplai y el segundo punto es incrementar las actividades al aire libre. El COVID-19 hizo mucho daño.

—¿Aún se perciben las consecuencias de la pandemia?
—Sí, entre los mayores hay pánico. Cuando tú te ofreces a darles un abrazo, ellos te abrazan y se te saltan las lágrimas. Están muy faltos de contacto y van con miedo por la calle. Ha habido una pequeña ola del virus hace no mucho y todavía ellos van con mascarillas. Seguimos creándoles ese miedo. Es como esos centros públicos en los que siguen con la mampara y es el propio funcionario el que te dice que se siente más cómodo así.

—En la entrada del espacio cultural de can Ventosa siguen la mampara y el bote de gel hidroalcohólico.
—Sí, pero es que el funcionario te dice que se siente más cómodo. Estamos con mayores y son vulnerables y piden esas medidas porque siguen con miedo. Pero tengo que intentar hacerles ver que no hay que normalizar lo que ha pasado pero sí que han de tener más seguridad. Piense que mucha gente mayor se quedó sola en casa pasando todo el confinamiento y han sido sus vecinos los que han estado pendientes. Ahora queremos hablar con las comunidades de vecinos para que, si detectan que hay gente mayor en el portal que pasa días sin bajar, hay que hacer algo.

—La soledad es otra de las pandemias del siglo XXI.
—Es otro de los puntos que quiero trabajar en estos cuatro años, evitar la soledad. Es un programa que está enfocado a hablar con psicólogos, con psiquiatras, tener vida saludable. Hay que colaborar con el Ibsalut, potenciar las rutas saludables. Al final, los médicos son los que dan la voz de alarma. Muchos de los mayores nunca cuentan todo lo que les sucede cuando van al médico por miedo a que les regañen. Es curioso porque yo quiero hacer con ellos una merienda saludable y ellos quieren chocolate con buñuelos. Al final, siempre hay que negociar con ellos.

—Cuando uno está en esa etapa de su vida, está muy bien comer fruta pero también te has ganado la chocolatada.
—Sí, por eso digo que tengo que negociar con ellos. Al final, les propones que el chocolate sea con frutas en lugar de con buñuelos y acaban aceptando. Sobre todo cuando les explicas el por qué. Realmente, los mayores están hartos de que les digan lo que tienen que hacer. Las mujeres se han pasado la vida escuchando a sus maridos mandarles. Los hijos llegan para ‘marimandonear’. Mi madre también me dice que no la regañe, que ya la han regañado toda la vida y ahora no la regaña nadie. No me queda más remedio que negociar con ella. Y tienen que entender que nosotros no venimos a decirles lo que tienen que hacer sino a facilitarles las cosas.

—Uno de los problemas que más denuncia este colectivo es el de la brecha digital.
—Sí, esto les preocupa. Y nosotros vamos a darles el soporte para poder hacer las cosas. Por ejemplo, si necesitan un certificado digital, en el Esplai les explicamos cómo obtenerlo. Es que hay que escucharles.

—¿Qué le han pedido ellos en estos tres meses?
—¡Baile! Ellos quieren baile, baile y baile. Pero también me han pedido ayuda para un padrón o para redactar un contrato para alquilar una habitación. También piden ayuda para el tema de herencias. Burocracia, en general. Tú llamas a una compañía telefónica y tienes que explicarle a un máquina lo que quieres. Ellos te piden que les ayudes en estas gestiones. Son sus realidades. Otra cosa que les afecta es el tema de la cita previa. A ver, si una señora mayor viene desde la otra punta de la isla y no tiene esa cita, hay que solucionar su problema.

—Tendrá usted, entonces, que obligar a otras administraciones a que entiendan esto.
—Es mi trabajo. Esto no es solo estar aquí para explicarles un curso de cerámica. Mi trabajo es centralizar todo y hablar con las administraciones para que vayamos todos a una.

—En Ibiza siempre se ha dicho que las pensiones de jubilación son muy bajas debido al modelo económico. ¿Ha detectado que haya mucha gente mayor con una situación económica difícil por esto?
—Sí, de hecho ahora acaban de salir las ayudas del Consell para mayores de 65 y, aun así, te encuentras a gente que te pregunta sobre si alquila una habitación de su casa porque tiene una pensión de 500 euros. Hay que ver cómo ayudarles.

—¿Cómo califica una sociedad que deja a sus mayores en estas condiciones?
—Es una sociedad egoísta. Hay ayudas y el problema es que no siempre se utilizan de la mejor manera. Quizás habría que valorar estas cosas. También hay que decir que desde Asuntos Sociales se hace mucho más de lo que se ve. Yo ahora voy conociendo lo que se hace y veo que hay mucho trabajo que no se conoce. A los mayores en situación extrema se les ayuda con comida a domicilio, el botón, limpieza domiciliaria… A nivel local se hace mucho más de lo que se ve.

—Las familias monoparentales son también otro de los objetivos de su área. Usted conoce bien sus problemas porque presidió la asociación en Ibiza. ¿Qué reivindican?
—Lo primero, que se respete la Ley de Familias, que no se está haciendo. También queremos la equiparación con las familias numerosas, tener las mismas ventajas. No es una cuestión económica. En una pareja biparental, si uno de los dos fallece, el hijo tiene ayudas. Si yo fallezco, mi hijo se queda solo. Somos familias vulnerables. Yo tengo denunciada a la Seguridad Social porque mi hijo ha tenido 10 semanas menos de cuidados que el hijo de una familia biparental. Lo que pedimos es igualdad.

—Pero ustedes diferencian entre familias monoparentales por elección y las que, por divorcio o viudedad, se encuentran en la misma situación.
—Sí, pero no es lo mismo. En la asociación, todas éramos por elección. No se discrimina a nadie, eso tiene que quedar claro. Otra cosa es a quién se pueda ayudar desde la asociación.

—Para acabar, usted está en un gobierno del PP pero, por cómo habla, no cumple con ninguno de los tópicos que existen sobre este partido. ¿Sucede lo mismo con el resto del equipo?
—Por supuesto. Es un estigma que tiene el PP. Estamos en 2023 y hemos de creer en programas y personas. Nosotros encajamos todos con todos y yo estoy feliz de estar en este equipo. Yo no tengo dedicación exclusiva y podría hacer otras cosas. Pero, cuando me ofrecieron entrar, yo creí en el proyecto. Creo en nuestro equipo, tenemos las ideas muy claras. No es una cuestión de izquierdas o derechas. Somos personas con unas vivencias, un comportamiento y una educación que nos llamamos PP y que hacemos también política social. La política social no es solo cosa de la izquierda.