Cristina Molina Mirazu (Buenos Aires, 1953) es una doctora muy risueña y enérgica que, en sus 32 años al frente de la Unidad de Atención a la Mujer (UAM), ha marcado un antes y un después en los servicios de salud sexual y reproductiva de las mujeres. También es la impulsora y dinamizadora del Departamento de Planificación Familiar. Hasta tres generaciones distintas han sido testigos directos de su incansable labor médica y divulgativa que ha girado en torno a la promoción de la salud sexual y reproductiva. Una protección que tiene por objeto garantizar los derechos de las mujeres en este ámbito, especialmente sobre el aborto voluntario. Y, todo ello, gracias a un equipo médico que, según Cristina Molina, es el «mejor de todos» y, por eso, aunque se jubiló en 2022 ha vuelto como médica emérita para intentar «reproducir» esta misma labor en la nueva Unidad de Atención a la Mujer en Sant Antoni.

—Enhorabuena por su título de médica emérita. ¿Cómo afronta esta etapa y la creación de la Unidad de Atención a la Mujer en Sant Antoni?
—Muchas gracias. Lo esencial para nosotras es que este nuevo espacio funcione como la Unidad de Atención a la Mujer de es Viver. Y, para ello, los profesionales que trabajen en este departamento deben tener todas las competencias profesionales en la atención sobre las cuestiones relacionadas con la salud sexual y reproductiva de las mujeres. No sólo conocimientos de la parte anticonceptiva, sino sobre todas las estrategias de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Además, también tendrán que llevar a cabo la formación de profesionales sanitarios en relación a las diferentes áreas de atención sexual a las mujeres.

—¿Cómo se sintió al obtener el título de Médica emérita hace unos días?
—Con mucha ilusión. Soy la segunda mujer del Área de Salud de Ibiza y Formentera que lo recibe y es un gran honor este reconocimiento, pero mucho más que me comparen con la doctora María Tresserra Svab, la primera mujer que lo recibió. Ella era una campeona. Empezamos a trabajar juntas en la asociación antisida ayudando a los enfermos en el 87. Que me comparen con ella es fantástico. Es la primera que me llamó para felicitarme.

—¿Qué servicios ofrece la Unidad de Atención de la Mujer?
—Especialmente la atención integral a la salud sexual y reproductiva de la mujer, pero también actividades preventivas, atención al embarazo y prevención y atención de las enfermedades de transmisión sexual. Además, también formamos a formadores y realizamos charlas en los centros educativos sobre educación afectivo-sexual a través de un programa gestionado por el Centro de Estudios y Prevención de las Conductas Adictivas (Cepca). En estos talleres hablamos sobre los métodos anticonceptivos, pero esta entidad es la encargada de explicar los temas del resto del programa. Entre ellos, la atención a mujeres prostituidas.

—¿Está siendo eficaz este programa sobre afectivo-sexual en la isla?
—Sí, es todo un referente en Baleares y estoy muy orgullosa del programa. Es más, como soy la presidenta de la Sociedad Balear de Anticoncepción, médicos de otras comunidades autónomas me escriben porque quieren hablar conmigo para conocer cuál es la situación actual en Baleares a través de este programa de la Conselleria. Hay que tener en cuenta que estos trabajos existen a nivel sanitario, pero no educativo. Además, es el único programa que existe en Baleares. Pronto presentaremos los datos de estos últimos 10 años del proyecto.

—¿Se puede adelantar algún dato importante sobre este programa?
—Todavía no. Lo queremos presentar en una jornada de anticoncepción y salud.

—¿En qué otras propuestas se trabaja desde la Unidad de Atención a la Mujer?
—Una de nuestras propuestas es seguir trabajando con mujeres vulnerables del centro de menores o con mujeres que tienen alguna discapacidad física como las usuarias del centro de día de Can Raspalls. Es más, esta semana nos visitó la Fundación Aldaba, que ofrece programas y servicios de apoyo a personas con discapacidad y menores, para poder trabajar conjuntamente.

—Esta unidad colabora con varias asociaciones, fundaciones y ONGs.
—Exacto. Llevamos tiempo trabajando con la ONG Metges del Món Ibiza. Esta entidad trabaja con mujeres que ejercen la prostitución. Nosotros colaborábamos ofreciendo asistencia médica con el objetivo de poder realizar un diagnóstico capaz de detectar enfermedades de transmisión sexual. Además, a través de una llamada asistencial, informábamos sobre todos los métodos anticonceptivos que pudiesen mejorar la calidad de vida de estas mujeres.

—¿Cuántos años lleva esta unidad colaborando con el Cepca?
—Llevamos trabajando conjuntamente muchos años. Además, esta entidad también trata la prostitución en el programa educativo dirigido a los jóvenes de Ibiza. En él también se habla sobre los riesgos que puede correr una mujer ante una mala relación de pareja. Una práctica de conducta que se introduce en el apartado de violencia de género y la agresión sexual.

—También está el programa ‘Consulta Jove, que se amplió a todos los centros de Secundaria.
—Sí, tenemos una enfermera que trabajaba con nosotros y que es la encargada de realizar esta ‘Consulta Jove’ en los institutos de la isla. Ofrece información a los jóvenes que lo necesitan, capta tanto a chicos como chicas e informa de diversos temas. Entre ellos, la obesidad, la depresión o la anorexia. Esta consulta se realiza desde un enfoque sanitario y explica con qué recursos cuenta la sanidad pública pitiusa para abordar las diferentes problemáticas.

—Con qué otras áreas se trabaja conjuntamente?
—Hacemos un trabajo conjunto con el Servicio de Ginecología del hospital Can Misses. Estamos en contacto constantemente con ellos porque esta colaboración forma parte de un circuito asistencial. Dentro de este circuito está la interrupción voluntaria del embarazo porque uno de los servicios que ofrece la Unidad de Atención a la Mujer es evitar estos embarazos no deseados. Nuestras acciones sanitarias se centran en promover la salud sexual integral de los jóvenes y prevenir los embarazos no deseados. Bajo esta premisa hacemos todo lo que hacemos: formamos médicos y comadronas en este ámbito, promocionamos las prácticas sexuales seguras y facilitamos todo tipo de información a las pacientes porque la solicitud de la mujer que quiere interrumpir su embarazo nace aquí. Desde la UAM se hace una analítica y desde aquí se da cita para que la paciente acuda a Can Misses.

—Al Servicio de Ginecología.
—Sí, allí le dan el tratamiento oportuno porque esta medicación es de ámbito hospitalario. Tras esta cita, y teniendo en cuenta el circuito sanitario, la paciente vuelve a la Unidad de Atención a la Mujer para valorar su situación y, tras una última visita al hospital, volverá a la UAM para saber si todo ha funcionado correctamente. Nosotros completamos la información sobre los métodos anticonceptivos y, cuando venga a revisión, le explicamos qué método debe utilizar ese mismo día. También le ofrecemos toda la información necesaria sobre los métodos de larga duración como son los implantes anticonceptivos.

—¿Son los dispositivos intrauterinos?
—Correcto. Les informamos sobre ellos porque el objetivo es que no vuelva a haber una repetición de aborto. Un DIU dura cinco años y se trata de un método reversible.

Noticias relacionadas

—¿Cuántos abortos voluntarios se practican en Ibiza?
—La verdad es que estoy muy orgullosa de pertenecer a la sanidad pública pitiusa y su propósito de seguir garantizando el derecho a las mujeres a la interrupción voluntaria del embarazo. Sin ir más lejos, el 90 % de las mujeres de Ibiza confían en la sanidad pública a la hora de llevar a cabo estos abortos voluntarios de embarazo. En el cómputo de Baleares es del 60 % y a nivel nacional sólo un 15 % de las mujeres. Cabe recordar que en otras comunidades autónomas hay objetores de conciencia que no quieren practicar abortos en el Sistema Nacional de Salud (SNS). No obstante, una de nuestras premisas es que estas interrupciones se hagan en el ámbito público.

—¿Cómo es el tratamiento del aborto voluntario?
—La modificación de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo habla mucho sobre la importancia de que sea un tratamiento farmacológico y no una medicación quirúrgica, aunque ellas siempre tienen el derecho a elegir. No obstante, el farmacológico es más efectivo y provoca menos problemas. Es importante señalar que esta medicación respeta la intimidad de la mujer porque se realiza en casa.

—¿Qué porcentaje de mujeres utiliza el farmacológico?
—Alrededor de un 95 % de mujeres utiliza el tratamiento farmacológico. Es más, otras muchas ciudades que no lo utilizaban se están planteando ofrecer esta medicación.

—¿Qué periodo de tiempo no se puede sobrepasar para llevar a cabo esta interrupción?
—Para las mujeres que tengan que interrumpir su embarazo el tiempo es muy importante porque se debe practicar los antes posible. Es esencial acortar los tiempos. Por eso enseguida llamamos por teléfono al Servicio de Ginecología para que las atiendan los antes posible. Antes, la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo establecía que había que esperar tres días de espera para la reflexión, pero ahora no es obligatorio. En este sentido, lo correcto es practicarlo después de las cinco semanas y media, ya que han transcurrido cuatro semanas una vez la mujer se percata de que está embarazada.

—¿Cómo es la atención sanitaria después del aborto?
—Primero quiero señalar que el día de la interrupción hay un médico de guardia por si hubiese alguna complicación durante el proceso. Después del aborto voluntario estas mujeres vienen a la UAM y hablamos con ellas para solventar todas sus dudas. Además, con el objetivo de mejorar nuestra atención, realizamos entrevistas de forma anónima a mujeres que han pasado por un aborto para ver el grado de satisfacción. Preguntamos sobre el circuito sanitario, el trato, los tratamientos analgésicos... todo esto nos ayuda a valorar nuestra atención para saber cómo mejorar.

—¿Cuándo empezaron estas entrevistas?
—Empezamos a programarlas en 2011, pero empezamos con estas encuestas en 2016. Ahora que ha cambiado la ley tendríamos que hacer otra encuesta porque, entre otras cosas, estas mujeres que desean abortar ya no disponen de ese tiempo de espera para reflexionar sobre la decisión.

—En este circuito, ¿qué papel tiene el trabajo del psicólogo?
—Actualmente el Área de Salud Mental tiene mucho trabajo, pero sí que necesitaríamos un psicólogo para determinados casos. Antes sí que teníamos más recursos en la unidad. Recuerdo que cuando yo empecé el equipo era más multidisciplinar. Había una psicóloga, una trabajadora social, había un médico, una administrativa, una enfermera y una trabajadora social. Ahora mismo aquí trabajamos tres profesionales: una enfermera, un auxiliar y un médico. También tenemos a una trabajadora social, que es quien ofrece la primera información a la paciente y a partir de aquí comienza el circuito.

—¿Qué consultas son mayoritarias en la Unidad de Atención a la Mujer?
—Generalmente son las consultas relacionadas con los métodos anticonceptivos como la prescripción de anticonceptivos o las revisiones. Otras consultas son más preventivas y tratan patologías mamarias benignas. Estas consultas las pasamos a los médicos de Atención Primaria o a los facultativos del Servicio de Cirugía. Estamos hablando de patologías como mastitis o dolor de mama. Nosotros somos el primer eslabón si detectamos algo. También trabajamos conjuntamente con el radiólogo porque nos envía también información sobre una paciente y nosotros la remitimos a Cirugía.

—¿Cuántas consultas han atendido en el último año?
—Los últimos datos registrados son los casos atendidos en el año 2021. Durante este año, tuvimos 12.000 consultas entre el servicio de enfermería y el servicio médico. Una cifra muy elevada si tenemos en cuenta que estaba la pandemia. Luego en el año 2020, atendimos a 10.000 mujeres. Imagino que en los últimos años estos datos son superiores al normalizarse la situación sanitaria.

—¿El número de abortos se mantuvo durante la pandemia?
—Sí. Además, llegamos a atender un 57 % de mujeres que solicitaron métodos anticonceptivos de larga duración tras una interrupción. También ofrecimos nuestros servicios de forma presencial a las mujeres vulnerables porque entendimos que la pandemia podía potenciar los embarazos no deseados.

—¿Cómo esta funcionando el protocolo hospitalario de las agresiones sexuales?
—Muy bien. Este protocolo creado en el hospital Can Misses se está realizando desde el Servicio de Ginecología. Un servicio que lo asume la ‘sala amable’. Desde aquí se llama al forense y al psicólogo para seguir con el circuito sanitario de atención.

—¿Desde aquí no se tratan este tipo de casos?
—No. Desde aquí coordinamos los servicios médicos de Atención Primaria e impulsamos los servicios de atención a la mujer. Es por eso que con el objetivo de garantizar el espíritu de esta unidad vamos a impulsar un espacio similar en Sant Antoni. Para ello necesitamos más manos.

—También se pretende potenciar la consulta de Ginecología del centro de salud Santa Eulària

—Sí, en Santa Eulària también se reforzarán servicios. Por eso continúo yo aquí. Quiero formar al nuevo equipo porque tenemos entre manos proyectos muy importantes. Me tienen que decir con cuántos profesionales cuento porque hay mucha lista de espera. Es muy importante la creación de estos espacios porque nos permitirá ofrecer estos servicios a los residentes de Sant Antoni y Santa Eulària.