Un momento de la tertulia de este martes. | Irene Arango

Este martes 31 de octubre el Hospital de Can Misses ha acogido la charla sobre la muerte, conocida popularmente como «Death Café». Una propuesta que «no es una terapia, sino que trata de crear espacio de tertulia, abierto a todo el mundo, habilitado para que toda persona que quiera hablar sobre la muerte pueda expresarse libremente», según ha explicado una de las precursoras, la doctora Paula Oliver.

A las 10 de la mañana ha comenzado esta mesa redonda a la que han asistido 24 personas, entre ellos personal sanitario; personas que han perdido seres queridos recientemente; o aquellos que simplemente han tenido curiosidad. Una de las precursoras, la enfermera Esther Serra Giménez, ha comenzado la charla sentenciando que «debería ser normal que se hable sobre este tema, pero como no lo es, para eso están estos espacios».

Este tipo de encuentro se originó en Inglaterra en el 2004 con el sociólogo Bernard Crettaz, para retomarse con una familia en el 2010, que empieza a acoger estas tertulias en el salón de su casa. Desde ese año se ha ido extendiendo con el mismo nombre y esa misma estructura. La enfermera declaró que no es usual acoger estas reuniones en centros sanitarios, pero al equipo le pareció «muy enriquecedor para todos».

La iniciativa nace de la enfermera Esther Serra junto a otras cuatro mujeres que están por finalizar la especialización en Medicina Familiar y Sanitaria. Ellas son Karen Montilla, Paula Oliver, Paola Guerrero y Verónica Berkovich. Desde hace un año se reúnen todos los meses en diferentes centros sanitarios de la isla que se han ido interesando tras ver cómo discurría en el Centro de Salud de Santa Eulalia, el lugar de inicio y en el que todas ejercen.

La doctora de familia Paula Oliver ha indicado al Periódico de Ibiza y Formentera la intención de terminar con los tabúes que engloban el momento en el que alguien deja la vida: «Creo que el hecho de que sea tan tabú crea mucho sufrimiento tanto a pacientes como familiares. Y creo que a todos, hayamos pasado o no por eso, nos crea mucha angustia».

Mural y buzón de sugerencias

Además de la tertulia, las doctoras han impulsado otras dos iniciativas. Una de ellas es el mural «Acompañando el final de la vida», colocado a la entrada del hospital, que consiste en una especie de santuario en el que cualquier usuario puede acercarse a «poner su foto que represente o pueda estar relacionado con el acompañamiento después de la vida», explicó la doctora Verónica Berkovich.

La segunda se trata de un buzón de sugerencias en el que según Berkovich «pueden poner cualquier tipo de sugerencia de cómo han vivido o piensan que podemos mejorar los sanitarios para hacer ese acompañamiento al final de la vida».

Las doctoras impulsaron el mural colocando diferentes recortes como fotos o mensajes, e inmediatamente Rachel Caine, una señora que emanaba tranquilidad y respeto, se abrió paso aportando al mural dos recuerdos de una mujer vestida con un colorido traje de bailarina llamada Donna Rana, alguien muy importante para Caine: «Ella murió aquí el 8 de octubre, sólo con 60 años. Estaba en la UCI y yo estuve con ella cuando murió porque mi trabajo es hacer una especie de rituales sobre este tema. Nosotras éramos muy buenas amigas desde hace ya 25 años, éramos como hermanas, y por eso es muy fuerte para mi, pero ella está en paz». Según explicaba Rachel Caine la despedida de su compañera fue muy repentina y poco esperada. Con una sonrisa recuerda que pocos días antes Donna «estaba bailando en el Pachá».

Rachel quiso lanzar un mensaje acerca del miedo en este proceso natural: «Es muy importante porque mucha gente tiene mucho miedo a morir, pero es la única cosa que podemos afirmar, que todos vamos a morir».