Antoni Grau, director general de Pesca del Govern, minutos antes de la entrevista con Periódico de Ibiza y Formentera. | miquel angel canellas

Fue el pasado mes de julio cuando el biólogo y jefe del Servicio de Recursos Marinos del Govern tomó el relevo de Joan Mercant en el Govern de Marga Prohens y ocupó así el cargo de Director General de Pesca. Antoni Grau (Mallorca, 1959) defiende la pesca recreativa y tiene claro hacia dónde debe dirigirse su gestión.

—En julio se conoció su designación. Tras unos meses en el cargo, ¿se siente satisfecho con el trabajo que haya podido desarrollar?
—Sí, muy satisfecho. Yo no vengo de la nada y he sido jefe de Servicio de Recursos durante 30 años. Al final, es una continuación de mi carrera. Me siento contento por varias razones. Algunas cosas no se pueden cambiar porque proceden de la Unión Europea, pero sí se ha podido dar continuidad a lo que era el trabajo de la Conselleria.

—Conoce bien, por tanto, los problemas que pueden existir en su sector.
—Soy muy consciente de ellos. La parte de ayudas y la parte social, no la conocía tanto porque no era el encargado pero, en lo relativo a la pesca, no me he llevado ninguna sorpresa porque conocía perfectamente los problemas.

—A pesar de todo, ¿ha detectado algo que sí le haya causado cierta sorpresa o preocupación?
—Sí, el estado precario de las instituciones pesqueras como las cofradías o las lonjas. Están mal, aunque es lógico puesto que la UE mantiene un plan de gestión del Mediterráneo occidental que resta días a los barcos de arrastre. Quitar estos días supone que estos barcos vendan menos y la comisión que podían percibir todas las instituciones pesqueras sobre este dinero se ha reducido a la mitad y es algo terrorífico. La restricción de los días de pesca para los barcos de arrastre está matando al sector. Las cofradías, lonjas, todos los puntos de venta se están resintiendo y la suerte es que hay administraciones como el Govern o los propios Consells que lanzan ayudas. En caso contrario, habrían ya quebrado. Yo conocía la parte pesquera, pero no la comercial y me ha sorprendido.

—¿Qué objetivos de mejora se ha planteado a corto y medio plazo?
—Hay varias cosas. El plan europeo acaba el próximo año y se trata de que no continúe de la manera en la que se ha planteado. No es un tema únicamente nuestro, sino que afecta a más comunidades. Estamos intentando convencer al Ministerio para que las Baleares tengan un trato diferente por el tema de la insularidad. También dije el primer día que quiero cambiar la regulación de la pesca recreativa. En las últimas legislaturas no ha sido todo lo buena que podría haber sido y quiero que esto cambie. Lo primero que pretendo realizar es crear una especie de foro, la ‘Comisión de cogestión de la pesca de recreo’ lo hemos llamado, donde las administraciones y los recreativos podrán hablar de sus cosas. He visto que hay malestar, pero también desinformación. La gente no sabe de dónde le vienen las normas o quién hace una cosa u otra. La pesca de recreo es un pilar básico para el mundo pesquero. Genera dinero y hay estudios que demuestran que los aficionados a ella y sus familias son básicamente los consumidores del pescado local. Hay cosas que no se podrán cambiar, pero otras sí se pueden mejorar.

—El sector de la pesca recreativa celebró su designación porque han llegado a manifestar que se sentían "demonizados"
—Es algo que no quiero decir. Mis antecesores tenían sus ideas. El sector se sentía al margen de la toma de decisiones y es lo que yo quiero cambiar. También debo decir que juego con ventaja porque me dedico a la pesca recreativa. Me encanta ir a pescar y entiendo el lenguaje que manejan. En breve habrá cambios en el sector de la pesca y nos afectará a todos, también a los recreativos, y es importante que la gente lo sepa y conozca a qué debe enfrentarse. Puede ser que no sea tan dramático como se ha dicho, pero habrá cambios y hay que pensar en cómo afrontarlos.

—Los pescadores de recreo querían reunirse pronto con el nuevo Govern y hablaron no hace mucho de un nuevo decreto que iba a regular la pesca.
—El Estado hace tiempo que dice que quiere cambiar la pesca de recreo, aunque ha habido mucha confusión y en la actualidad esto se encuentra en ‘stand by’. Además, el Gobierno de España ahora está en funciones. Hay que pensar también que la UE está a punto de aprobar un cambio en el reglamento de control de las normas que regulan toda la pesca, tanto la profesional como la recreativa, y vendrán cosas a las que aquí ya nos avanzamos como colocar en las barcas de pesca un posicionador. Los pescadores de recreo también deberán declarar las capturas, algo que aquí ya hacemos en las Reservas. Entiendo que debemos explicar a la gente, al pescador recreativo, qué le viene y por qué y qué le puede ir bien. Con el nuevo Govern, lo único que tenemos en marcha son dos cambios en la normativa de la pesca de recreo. Uno, crear licencias de chárter, que afectarán a poca gente, y crear la comisión antes mencionada para sentarnos con todos los sectores y hablar de todo con ellos.

—De usted han dicho que tiene la difícil labor de garantizar la supervivencia del sector profesional, aunque la falta de relevo generacional siempre es una amenaza.
—El conseller, cuando habla de Agricultura, siempre dice que el sector debe ser rentable. Con la pesca, pasa lo mismo. Debe ser sostenible y respetuosa con los recursos, pero, sobre todo, los pescadores deben ganar dinero y así habrá relevo generacional. En Ibiza es donde los pescadores lo vieron claro y crearon la marca ‘Peix Nostrum’, que es el secreto para sobrevivir. Se trata de que el consumidor pueda reconocer el pescado de Ibiza o Formentera, estando dispuesto a pagar más porque sabe que es más fresco y que es un producto de proximidad. Es la clave. De las cuatro islas, en Ibiza la pesca profesional es donde comienza a remontar. No se trata de pescar más, sino de pescar mejor y ganar más. Si ganan dinero, puedo asegurar que se incorporarán mujeres y jóvenes. Lo que no puede ser es malvivir con la pesca. Después, con las barcas de arrastre se está cometiendo una barbaridad al quitarles días y, además, se ha visto que los recursos tampoco se están recuperando al ritmo esperado, lo cual significa que estos barcos tampoco hacían tanto daño como se creía. En relación a las barcas pequeñas como los llaüts, está claro que si se comercializa bien el producto, se irá adelante. La langosta, por ejemplo, se ha vendido como nunca gracias a la marca.

—Pero el pescado de Ibiza se ha convertido para muchos en un producto de lujo.
—Podemos hablar de una posible solución, aunque no es fácil. El pescado se ha vuelto caro porque nos hemos dedicado a pescar y a comercializar sólo el que es caro. Recuerdo a Virginia Marí que invirtió tanto tiempo en promocionar el ‘gerret’, que se había dejado de consumir porque tiene espinas. Hay un cambio de mentalidad y de costumbres en la alimentación y parece que la gente joven no come pescado de tamaño pequeño porque tiene espinas. Es lo que debemos intentar cambiar, aunque no es fácil. Si siempre optamos por especies grandes, el pescado siempre será caro porque hay menos. El secreto es este, intentar promocionar pescados abundantes de tamaño menor como los salmonetes o el ‘gerret’.

—¿Es partidario de crear nuevas Reservas Marinas?
—Está claro que han tenido un efecto muy beneficioso sobre la pesca artesanal. Además de la marca, en las Pitiusas la pesca profesional se está recuperando porque en estas Reservas hay mucho pescado grande como el gallo o el mero. Entiendo que la Reserva es una excepción y lo que no tiene sentido es que, al final, todo sea Reserva. En principio, no tenemos intención de crear ninguna más. Si el sector profesional lo solicitara, podríamos contemplarlo. Lo único que hemos pedido al Ministerio es una reivindicación de los pescadores de Formentera de crear una Reserva en una zona en mar abierto al suroeste de la Isla. No en aguas interiores, que quede claro. Nadie lo ha pedido y no es la idea.

—¿Qué mensaje final le gustaría lanzar?
—Cuando me muevo por las islas o voy fuera, siempre pongo como ejemplo a las cofradías de Ibiza con la marca ‘Peix Nostrum’ ya que es el futuro, aunque debemos lograr incorporar peces de menor tamaño, más abundantes. Es un reto comercial, pero creo que estamos en el buen camino. Sobre el atún rojo, queremos también que el Ministerio nos aumente la cuota porque además, mientras pescas atún, dejas descansar otras especies. El camino está claro.