El presidente del Consell posa durante la entrevista concedida a este periódico. | Arguiñe Escandón

Vicent Marí (Santa Eulària des Riu, 1965) acaba 2023 con la satisfacción de haber logrado revalidar su mayoría en el Consell d’Eivissa y, además, con el respaldo suficiente como para no necesitar a otros partidos. Proyectos que quedaron pendientes de la anterior legislatura, como la tramitación del Plan Insular de Transporte Público, están ya en marcha y en las carteras de sus consellers hay muchos otros a desarrollar en los próximos cuatro años. A lo largo de la entrevista, Marí se muestra optimista con respecto al futuro de Ibiza y de los residentes en la isla. Solo hay un momento nubarrón en esta charla y es el relativo al problema de los afectados por el desalojo de los apartamentos Don Pepe. El presidente insiste en que la situación tiene solución. Sin embargo, admite que nada tiene sentido en un escándalo que nunca debería haberse producido.

—En este 2023 que ahora acaba ha logrado revalidar como presidente del Consell d’Eivissa y, además, con mayoría absoluta. Dicen que en las segundas legislaturas los políticos suelen volverse un poco más excéntricos.
—Yo creo que lo que está claro es que los ibicencos han votado por la estabilidad, por la tranquilidad, por un gobierno que dé garantías y que sea solvente. Y eso es una responsabilidad. Tenemos que cumplir todo lo que hemos prometido por todos los rincones de la isla. Hemos de cumplir nuestro programa y eso es lo que ha revalidado la gente, un gobierno estable, solvente y que dé garantías.

—¿Siente hoy más presión?
—Para estar en política tienes que estar acostumbrado a aguantar presiones. Yo no rehuyo ni la presión ni la responsabilidad. Es más, le diría que disfruto con tomar decisiones bajo presión política y asumiendo responsabilidades. Y esto es algo que ha de tener claro cualquier político que quiera solucionar los problemas de una población. El que no sea capaz de aguantar esta presión, que se dedique a otra cosa.

—El PP ha recuperado también este año el Govern, aunque depende de Vox. ¿Qué tal se lleva con el partido de Patricia de las Heras?
—Yo me llevo bien con todo el mundo, sean de Vox o de otros partidos de la izquierda. Soy una persona dialogante. Me gusta contrastar ideas, planteamientos… pero las decisiones se han de tomar bajo un punto de vista práctico y coherente y no bajo la presión de una óptica ideológica. Hay ideas de la izquierda que son buenas y lo mismo pasa en la derecha. Muchas veces hay que hacer un collage de ambas. Pero no puedes estar condicionado por posiciones ideológicas que muchas veces distorsionan la realidad. Estamos en una administración local y hay que resolver problemas del día a día. Y esto se hace con sentido común y escuchando a la gente. Tú gobiernas para todos y has de seguir una línea clara y en la que defiendas el interés general.

—¿Qué le parece el retorno del castellano a las aulas?
—Somos una comunidad bilingüe y eso es una riqueza. No hay que buscar el enfrentamiento sino el entendimiento. Tenemos nuestra lengua propia, tenemos el castellano, tenemos el catalán… las dos lenguas han de convivir. Al ser bilingües no tenemos que segregar en función de la lengua que habla cada uno. Tenemos que integrar. Hay gente que no reconoce esto y eso es limitarnos. Todos tenemos la obligación de convivir sin extremismos.

—El castellano es también nuestra lengua propia.
—Sí, por eso le hablo de convivencia. Los extremos son malos a ambos lados. Hay un espacio central de entendimiento que creo que es el que tenemos que fomentar. Cuando hay una controversia, yo siempre me pongo en el lugar del otro para intentar el entendimiento. No hay que llevar estas situaciones a los extremos. Hemos de luchar por la convivencia cordial desde el punto de vista lingüístico, sin excluir ni a unos ni a otros.

—Usted es muy partidario de practicar la empatía.
—Es que esa empatía hay que trabajarla día a día con patronales, sindicatos, asociaciones… con toda la sociedad y con el ciudadano individualmente. Hay que trabajar desde la óptica del entendimiento y el diálogo. Las divergencias solo pueden solucionarse desde el diálogo. Mi experiencia me dice que practicándolo, se consiguen las cosas. No se pueden tener posiciones inamovibles. Siempre has de estar dispuesto a ceder. Puede haber varios caminos para llegar al objetivo pero el mejor suele ser el del diálogo. Suele ser un poco más largo pero favorece el acuerdo. Lo importante es el resultado final.

—Es usted más guardiolista que mourinhista.
—(Risas) Yo persigo objetivos y resultados. La manera de hacerlo es esa, no entiendo otra. Si yo me limito al ordeno y mando, quizás consiga algo pero lograré más desde el diálogo y el entendimiento.

—¿Será esta la legislatura del traspaso de la competencia de las residencias?
—Sin duda. Avanzaremos en este objetivo. Ibiza tiene que gestionar los servicios que presta a los ibicencos. Pero siempre digo lo mismo: venimos de una mala experiencia porque ya se gestionaron las residencias y se hizo con los recursos inadecuados. Hay que trabajar en esto y, cuando se tenga una solución con garantías, será el momento de asumir la transferencia. Vamos a hacer un trabajo de análisis y negociación con el Govern serio y, una vez que se haya hecho, se asumirán las residencias. Ibiza no es Mallorca, tenemos nuestras peculiaridades y han de reconocerse. Esto se lo transmitimos al Govern antes y ahora. Las cosas no se hacen a golpe de imposición sino de diálogo y negociación. El Govern actual entiende esta situación y tiene el compromiso de buscar una solución adecuada.

—Suben las peticiones de ayuda de ciudadanos que, aun teniendo trabajo, no llegan a final de mes. ¿Qué cree que se debe hacer?
—Vivimos en una situación de inflación y esto ha producido que los salarios no evolucionen con la misma rapidez. Evidentemente, el tener un trabajo y un sueldo debería ser suficiente para vivir dignamente. Por desgracia, por la situación económica que vivimos, hay trabajadores que lo pasan mal para llegar a fin de mes. La vivienda, la cesta de la compra… son situaciones complejas. Además, Ibiza no es un lugar barato y aquí la situación de la inflación afecta más.

—¿Y se puede hacer algo?
—Lo importante es reconocer la insularidad. Vivir en una isla siempre es más caro y, evidentemente, eso se tiene que reconocer con ventajas fiscales y con ayudas a la insularidad. Esto lo llevamos reclamando años porque permitiría aliviar esta situación. Llevamos mucho tiempo luchando por el reconocimiento de la doble insularidad que vivimos los ibicencos. Es hora de que se reconozca de una vez por todas. Ibiza contribuye y merece ese reconocimiento.

Lo importante es reconocer la insularidad. Vivir en una isla siempre es más caro y, evidentemente, eso se tiene que reconocer con ventajas fiscales y con ayudas a la insularidad. Esto lo llevamos reclamando años

—Pero ese reconocimiento no debería ser solo para los funcionarios.
—La verdad es que tenemos problemas cotidianos críticos. La vivienda supone más del 50% del sueldo y eso te limita las posibilidades de vivir aquí. Nosotros somos una sociedad de servicios y necesitamos trabajadores y profesiones que puedan trabajar aquí y dar el servicio que un destino como Ibiza merece tener de cara a sus visitantes y a la población en general. Pero, claro, si las condiciones de vida son peores que en otros lugares, estamos teniendo problemas serios, sobre todo en servicios públicos que dependen de la Administración General del Estado y de la propia comunidad autónoma. No puede ser que un funcionario cobre aquí lo mismo que en cualquier otra ciudad de la Península en la que el nivel de vida es más barato. Es muy urgente que se reconozca esta insularidad y que los ibicencos puedan tener los mismos servicios que en el resto del país. Esta es una de las luchas más importantes que tenemos por delante.

—Los ciudadanos, también con trabajo, cada vez tienen más dificultades para acceder una vivienda digna. ¿Está desapareciendo la clase media de Ibiza?
—La clase media es fundamental para el funcionamiento normal de una sociedad. Es la clase que más impuestos paga y la que sostiene el sistema. Pero es la gran olvidada. Es necesario aplicar políticas de vivienda contundentes, no solo ideológicas, y que favorezcan un mercado de alquiler a unos precios razonables. Eso no se produce por muchas razones y es consecuencia de políticas equivocadas. Se hacen leyes que tal vez funcionen en otros lugares pero aquí no. En Ibiza hay mucha vivienda que no está en el mercado de alquiler. Falta seguridad jurídica y faltan incentivos. Al final, muchos prefieren poner esas viviendas en la oferta turística ilegal y tenemos que luchar contra ese pirateo. Tenemos muchos frentes abiertos. El primer decreto de vivienda que se ha hecho intenta arreglar estos problemas. Se ha dado un paso importante pero hacen falta más pasos. La vivienda no puede ser un lujo.

—Pero la clase media y la media baja no pueden acceder a la vivienda protegida porque superan los baremos y no están formadas por funcionarios, por lo que tampoco se podrán beneficiar de otras medidas.
—El acceso a la vivienda no tiene que ser un lujo, insisto. Este problema condiciona el funcionamiento de nuestra sociedad así que tenemos que hacer los máximos esfuerzos. Hay que seguir haciendo VPO pero también hay que pensar en esa clase media que, teniendo recursos, no puede acceder a una vivienda. Los alquileres son muy elevados y hay que arbitrar toda una serie de medidas y, sobre todo, luchar contra el intrusismo, además de dar facilidades a los propietarios para que pongan en el mercado esa vivienda residencial que está vacía o está siendo comercializada de forma ilegal.

—El anterior Govern se permitió el lujo de pasar de las VPO de la antigua comisaría. Y de las viviendas de can Escandell nada se sabe. Como presidente del Consell, ¿qué piensa ante estas actitudes?
—No hay que engañar al ciudadano. No hay soluciones milagrosas y, evidentemente, no se puede vivir del anuncio constante y permanente. Algunos partidos han abusado de estos anuncios reiterados y de las fotos en los solares. Al final, esto se acaba pagando y el ciudadano se da cuenta. No hay que menospreciar al ciudadano. Los anuncios constantes no arreglan la situación y aquí se nos ha engañado de forma constante prometiendo cientos de viviendas que solo existían en un power point o en una nota de prensa. No se pueden crear falsas expectativas y esto es lo que se ha hecho desde hace demasiados años con estos proyectos. El resultado es que hoy no hay nada.

—Es curioso porque, mientras tanto, el cocinero Salt Bae sí ha conseguido licencias para construir 51 apartamentos de lujo en la avenida Vuit d’Agost y cas Mut se ha convertido en la zona glamurosa de Vila.
—Si la izquierda ha perdido las elecciones, tiene que analizar por qué ha sido. Aquí no ha habido un reconocimiento por parte de los responsables de esta situación. Los ibicencos, al final, a la hora de ir a votar han tenido estas cosas en cuenta. Los engaños pasan factura y es lo que le ha pasado a los partidos de izquierdas.

Vicent Marí lanza un SOS ante la llegada masiva de turistas a Ibiza

—¿Sobra gente en Ibiza?
—Nadie sobra. Decir que sobra gente aquí es una afirmación muy seria. Si viene gente es porque aquí hay oportunidades que no hay en otros lugares. Lo que hay que hacer es que la gente que venga pueda vivir en condiciones. Que tengan trabajo, acceso a la vivienda… quien viene a trabajar, a establecerse aquí, respetando nuestra cultura y nuestra idiosincrasia, no sobra. Sobran los que vienen a abusar de los ibicencos, de nuestra cultura y de nuestra historia. El que es respetuoso y viene a hacer su proyecto de vida, no sobra. Sobran los que vienen a aprovecharse.

Lo que hay que hacer es que la gente que venga pueda vivir en condiciones. Que tengan trabajo, acceso a la vivienda… quien viene a trabajar, a establecerse aquí, respetando nuestra cultura y nuestra idiosincrasia, no sobra. Sobran los que vienen a abusar de los ibicencos

—Esos que vienen a aprovecharse se han apoderado de parte del sector turístico.
—Esos no nos hacen ninguna falta. Hay que luchar contra los que vienen a hacer negocio y no dejan nada. Le hablo de los que vienen a hacer alquiler turístico ilegal, a hacer fiestas ilegales, los que vienen a hacer negocios al margen de la ley. Todo lo que es intrusismo y pirateo sobra, hay que erradicarlo. Hay unas normas y hay que respetarlas. Aquí no vale todo aunque algunos piensen que sí. Hemos de ser muy contundentes contra el abuso y contra la competencia desleal.

—¿Qué siente personalmente ante el anuncio de que el Govern va a cerrar la Oficina Anticorrupción?
—Creo que la Oficina Anticorrupción ha sido un instrumento al servicio del Govern socialista en la pasada legislatura. Este tipo de oficinas, teniendo una Sindicatura de Cuentas, una Fiscalía y unos juzgados, sobran. No se pueden crear estos organismos cuando ya tienes otros para perseguir las actividades ilegales. Además, estas oficinas están dirigidas por destacados dirigentes sociales. Al politizar de forma exagerada una buena idea, pierde todo su sentido. Por eso creo que el mejor destino de la Oficina Anticorrupción es su disolución. Han de ser los entes ya creados en el ámbito de la Justicia los que persigan a todos aquellos que puedan abusar de su cargo y de su situación. No puede ser que, por motivos políticos, se vaya en contra de personas, que es lo que ha hecho la Oficina Anticorrupción. Ha tapado casos del Govern socialista y ha creado o inventado casos de otros.

Creo que la Oficina Anticorrupción ha sido un instrumento al servicio del Govern socialista en la pasada legislatura. Este tipo de oficinas, teniendo una Sindicatura de Cuentas, una Fiscalía y unos juzgados, sobran.

—Esto a usted le ha puesto contra las cuerdas.
—Yo confío plenamente en la Justicia, que aclarará todo este montaje del PSOE.

—¿Habrá solución pronto para los vecinos de los Don Pepe?
—Tiene que haber una solución. En la pasada legislatura ya dijimos que se tomó un camino que, aunque acabamos apoyando, pensábamos que se podía hacer de otra manera. Creíamos que debían activarse los resortes necesarios para poder rehabilitar ese bloque de viviendas. Pero se decidió ir por otro camino. Los vecinos tienen que salir de esta pesadilla cuando antes. La solución es lenta pero habrá solución.

—¿Construir un nuevo bloque de viviendas?
—Sí, en la zona que se habilitó para ello. Pero hay que seguir un procedimiento urbanístico para poder construir allí y esto hay que resolverlo. Es un proceso lento pero habrá una solución. Será lo más ágil posible dentro de la lentitud de estos procesos.

—Perdone que se lo diga así pero es muy delirante que unos políticos creen este problema y que la Administración ahora no sea capaz de ofrecer una solución rápida a estas personas.
—Es cierto. En su momento, se tomaron decisiones que personalmente no compartía y que han provocado situaciones irreversibles. El edificio se desalojó, se declaró en ruina, se puso sobre la mesa la posibilidad de construir las viviendas en otro lugar… esto es muy fácil de decir pero complicado de hacer sin haber trabajado suficientemente por rehabilitar esas viviendas y que la gente pudiera seguir en sus casas. Eso se descartó desde el principio. Hubiera sido posible rehabilitar. Y, si en el futuro se quería esponjar la zona, se tendría que haber dado opciones una vez que estuvieran las nuevas viviendas hechas. Pero se perdieron muchas oportunidades. Creo que no se valoró de manera clara si había otras opciones. El edificio lleva ahí más de 50 años pero se tomaron las decisiones de manera precipitada. Los grandes perjudicados son los propietarios que han tenido que salir de sus casas y muchos siguen pagando hipotecas. Se ha creado un drama humano muy importante.

—Sé que usted no renuncia al convenio de carreteras pero, visto lo visto, pintan bastos. ¿Qué hará?
—Vamos a seguir reclamando porque es de justicia. Los ibicencos no podemos ser menos que los residentes en Canarias. Ellos tienen su convenio de carreteras. Ibiza ha cumplido con el anterior plan de carreteras y ahora tenemos unas necesidades en nuestra red viaria principal que hay que solucionar. Esto solo se puede hacer con un convenio de carreteras. Pero hay cuestiones que no pueden esperar a este nuevo plan. Por ejemplo, resolver puntos negros de nuestra red viaria como el cruce de los Cazadores, que tenemos el proyecto ejecutivo y lo vamos a ejecutar. Vamos a adelantar el dinero y esperamos que luego el Gobierno lo reponga. Esto no es ninguna broma, va de vidas humanas. No podemos esperar a que el Gobierno central firme el nuevo convenio de carreteras si esto se va a demorar varios años. La seguridad viaria es fundamental y hay que acabar con la siniestralidad dotando a nuestras vías de la máxima seguridad y fluidez. Tenemos inversiones pendientes por más de 100 millones de euros. Seguiremos luchando e insistiendo. Y estoy convencido de que lo vamos a conseguir porque es justo. La política es insistir y persistir. No tiramos la toalla porque nos lo merecemos y porque es de justicia. Igual que el plus de insularidad.

—Ya pero, mientras tanto, habrá que hacer algo.
—No nos vamos a quedar parados porque están en juego vidas humanas. No nos vamos a excusar en que no tenemos plan de carreteras para no llevar a cabo determinadas actuaciones. Me parecería mezquino por nuestra parte esgrimir que no tenemos plan de carreteras para ejecutar actuaciones que son imprescindibles y que no pueden esperar por negociaciones políticas o por cuestiones burocráticas.

—¿Cuándo tiene previsto que entre en vigor la limitación de acceso de vehículos a la isla?
—Ya empezamos la pasada legislatura con un estudio que justifica la necesidad de regular la llegada de vehículos, especialmente en julio y agosto. La regulación es muy necesaria pero no basta con anunciarla. Hay que dar pasos. Además de este estudio, hicimos una propuesta legislativa que enviamos al Govern y hemos instalado cámaras de lectura de vehículos para poder tener el recuento automático, el tipo de coche que llega… Con esto tendremos una información mucho más exhaustiva que nos permitirá tomar decisiones. Nosotros queremos primero un control de caravanas que llegan a la isla y copan espacios protegidos de manera indiscriminada y con el riesgo que esto supone. Y tampoco queremos desembarco masivo de flotas de alquiler de vehículos que vienen a hacer el agosto y, además de no pagar ningún tipo de impuesto en la isla, nos saturan las carreteras. Queremos que la limitación empiece por ahí. Será una limitación muy selectiva. Y luego, según la tipología de vehículo, se irán estableciendo otras limitaciones. Ahora hay que esperar que se tramite la ley. Pero nosotros queremos hacer un trabajo serio y paso a paso. No nos dejamos llevar por planteamientos ideológicos. Es muy bonito decir que prohibimos la llegada de vehículos pero queremos hacerlo de forma seria.

Ya empezamos la pasada legislatura con un estudio que justifica la necesidad de regular la llegada de vehículos, especialmente en julio y agosto. La regulación es muy necesaria

—Esta limitación de llegada de vehículos no tiene mucho sentido sin un transporte público en condiciones. ¿En qué situación está el Plan Insular de Transportes?
—Evidentemente no se puede limitar la llegada de vehículos sin un transporte público moderno. El plan para el transporte público es un salto revolucionario para la movilidad en Ibiza. La presentación de ofertas acaba el día 24 de enero. Se han presentado recursos pero el tribunal dijo que la presentación de ofertas no se interrumpe. Así que seguimos trabajando en el plazo establecido. Sabíamos que iba a haber recursos pero seguimos trabajando según lo previsto. Nosotros pensamos que esto se podrá adjudicar en 2024 y luego progresivamente irán llegando nuevos autobuses y se ampliarán recorridos y frecuencias. Vamos a tener un transporte público en condiciones. Es nuestro gran reto para 2024.

—Usted dijo este año que, si no es posible atender a los cruceristas como toca, mejor que no vengan. ¿Lo mantiene?
—Sí. El que viene a Ibiza no se puede llevar una mala experiencia de su estancia en la isla. Nosotros somos una isla de servicios. El que venga, sea o no crucerista, ha de llevarse una buena impresión. Los cruceros no pueden llegar a Ibiza y que no haya posibilidades de movilidad. No pueden quedarse sin taxis ni transporte público. Pero estos servicios no están dimensionados para atender a los cruceros. Se ha hecho una mesa de trabajo y yo quiero aplaudir el trabajo que ha hecho el director del puerto de Ibiza porque se ha solucionado, en su mayor parte, este problema. Se ha puesto más transporte discrecional, ha habido una colaboración con las navieras…

—Al final era una cuestión de organización y no tanto de si venían muchos o pocos cruceros.
—Sí, en gran parte era una cuestión de organización. Es algo que se puede solucionar con coordinación y organización. Hemos contado, por ejemplo, con el City Boat para el traslado de los cruceristas a La Marina. Son servicios que facilitan la movilidad de los cruceristas y que evitan situaciones indeseadas. Evidentemente, hay momentos en los que coinciden varios cruceros y hacen falta más recursos. Pero no podemos permitir una llegada excesiva de cruceristas si no podemos dar el servicio adecuado. Piense que un crucerista que llega a La Marina, si se lleva una buena impresión, volverá con su familia y estará en Ibiza una semana o dos, vendrá a disfrutar de la isla. Es una manera de hacer promoción con turistas que vienen de paso. Ibiza es un destino mundialmente conocido, con prestigio y fama, pero esto se mantiene con calidad de servicio.

—Hay muchas quejas sobre la saturación en la temporada turística. ¿Es necesario frenar la llegada de turistas? ¿Se puede poner límites?
—Todo tiene límites. El territorio es finito, vivimos en una isla cuya capacidad es finita. No podemos permitir que la llegada masiva de turistas ponga en peligro nuestra supervivencia como sociedad y como destino turístico. Por eso hay que marcar límites. Por ejemplo, regular la llegada de vehículos es poner límites. Hemos de ser conscientes de la realidad física que vivimos. No podemos rehuir este debate y hemos de hacerlo con diálogo social. Hemos de establecer qué capacidad de carga tiene la isla porque no se puede crecer indiscriminada e infinitamente. Pensar que no hay límites es un error.

—¿Qué espera del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez?
—Poca cosa, la verdad. Ojalá me equivoque y ojalá el Gobierno central se fije en Ibiza y no la castigue por su diferente color político. Baleares e Ibiza necesitan que el Gobierno central se fije y atienda a las necesidades de estos ciudadanos. Todos somos ciudadanos españoles y no podemos tener peores servicios que en otros lugares. Ojalá, ya le digo, me equivoque y este gobierno reconozca la insularidad y la necesidad de un plan de carreteras. Ojalá reconozca todas las necesidades de los ibicencos y ojalá podamos avanzar. Sería lo normal y lo coherente. Lo irracional e incoherente es que por motivos políticos el Gobierno central dé la espalda a los ibicencos. Entiendo que el PSOE dé la espalda al PP pero es irracional que el Gobierno central dé la espalda a los ibicencos.

Baleares e Ibiza necesitan que el Gobierno central se fije y atienda a las necesidades de estos ciudadanos. Todos somos ciudadanos españoles y no podemos tener peores servicios

—¿Y se ha reunido ya con la diputada socialista Milena Herrera para transmitirle las inquietudes del Consell?
—El Gobierno se ha creado hace poco pero no me cabe ninguna duda de que tendremos reuniones para tratar cuestiones que son buenas para los ibicencos. Van a tener toda la colaboración del Consell para que las peticiones de Ibiza lleguen al Gobierno. Para eso tenemos diputados y senadores que son la voz de Ibiza en Madrid para mejorar las condiciones de vida de los ibicencos.