Este cruce es uno de los puntos negros de la isla de Ibiza. | Archivo

El conseller de Infraestructuras Viarias del Consell d´Eivissa, Mariano Juan, ha solicitado formalmente a la Dirección General de Tráfico (DGT) que habilite radares móviles en la zona de Can Guillemó, donde en los últimos tiempos se han registrado graves accidentes «que hacen necesario el control de la velocidad», según consideraron desde el Consell.

La petición se centra en una medida temporal, mientras la DGT resuelve una anterior solicitud de la institución insular para contar en este punto con un radar fijo. El conseller no ocultó su esperanza en lograr una respuesta «afirmativa y rápida» a una petición que formulan desde hace años.

Los vecinos, tras conocer esta noticia, consideraron que la instalación de radares móviles «podría ser una buena solución mientras no se instala un radar fijo».

«La gente, si ve un radar en este tramo, igual opta por reducir la velocidad», señalaron desde la asociación de vecinos de Can Bonet. Cabe destacar que estos ciudadanos siempre han considerado que la excesiva velocidad de los vehículos que transitan por este tramo viario es la causa principal de los trágicos accidentes registrados. Según afirmaron, ni la instalación de señales luminosas para advertir sobre la cercanía de un paso de peatones ha servido para que los conductores aminoren su velocidad. «La gente no hace caso hasta que se le toca el bolsillo», reiteraron.

Los vecinos lamentaron que, tras remitir a Tráfico este pasado verano más de 1.000 firmas pidiendo soluciones como la instalación del radar fijo, por el momento no han recibido ninguna respuesta. «Creemos que es la solución. Es primordial», concluyeron.

Desde el Consell han recordado este viernes que en la zona ya se ha mejorado la señalización del semáforo con indicadores luminosos y se ha reducido la velocidad a un máximo de 50 km/h. Además, se ha adjudicado con un contrato menor de 12.039 euros, IVA incluido, la redacción del proyecto para la mejora de la seguridad en la carretera EI-600, a su paso por los barrios de Can Bonet y Can Guillemó. Los vecinos destacaron que, en este sentido, se están cumpliendo los plazos anunciados desde la institución insular.

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En concreto, el proyecto se centra en el kilómetro comprendido entre los puntos 12+300 y 13+200 y contempla una mejora global de la seguridad con la creación de un vial para peatones que conecte los barrios de Can Tomàs y Can Guillemó, instalándose un paso de cebra con semáforo y suprimiendo el de la variante de Can Tomàs. También se prevé la mejora del alumbrado público, la señalización o el ajardinamiento, entre otros trabajos.

Las soluciones

El pasado mes de agosto, el Consell acogió una reunión con los vecinos de Can Bonet y Can Tomàs justo después de que otro vecino de la zona sufriera un grave atropello.

La institución planteó entonces dos propuestas diferentes para intentar terminar con la falta de seguridad en este tramo viario. «Una de ellas consistiría en semaforizar el paso de peatones existente con todas las medidas de seguridad para cumplir con la normativa perfectamente, mientras que otra solución más integrada y que solventa otras cuestiones es la que pasaría por desplazar el paso de cebra hacia Sant Antoni, alargando una de las aceras existentes que conectaría con una parada de autobús», explicó entonces Mariano Juan.

Con la última propuesta, se daba mayor seguridad al paso de cebra y, al mismo tiempo, se facilitaba la incorporación de vehículos a la carretera. Los vecinos no tuvieron duda y se decantaron por este segundo proyecto.

«No se les ha engañado y se les ha dicho que hay que contratar la redacción de este proyecto y convertir esta idea en un proyecto constructivo que debe ser aprobado con alegaciones del Govern, que gestiona esta vía, y con las del Ayuntamiento de Sant Antoni. Después, hay que licitar e iniciar las obras», explicó el conseller.

Precisamente, el anuncio de que la solución iba para largo causó entre los vecinos una sensación «agridulce». «Estamos hablando de más de un año y necesitamos una solución más a corto plazo», reclamaron.

Las asociaciones vecinales reconocieron que, por un lado, se sienten satisfechos puesto que ven voluntad por parte del Consell a la hora de intentar solucionar la problemática, aunque «si todo esto se hubiera iniciado cuando se advirtió sobre ello, probablemente ya contaríamos con la solución», concluyeron.