Miguel Sevilla durante la entrevista en el Parque Insular de Bomberos de Ibiza. | Moisés Copa

Miguel Sevilla Pérez (Valencia, 1960) es el Jefe del Parque Insular de Bomberos, dependiente del Consell d’Eivissa, desde el año 1994. De origen valenciano, comenzó a trabajar como bombero en la isla en 1984. Cumplió 63 años el pasado 13 noviembre y no tiene en mente jubilarse, aunque por ley ya podría estar retirado desde 2019. Para Miguel Sevilla, ser bombero es una vocación que se vive con mucha pasión y así lo descubrió desde pequeño, puesto que viene de una familia de bomberos. Además, lleva años luchando por la mejora de los recursos de los que dispone el Cuerpo. Un servicio que, según Sevilla, ha triplicado la plantilla que había en los años 90.

¿Cuántas intervenciones realiza el Cuerpo de Bomberos de Ibiza cada año?
—Este último año llevamos realizadas 870 intervenciones entre incendios urbanos, forestales, accidentes de tráfico, incendio de vehículos, rescates en montaña y asistencias técnicas. Muchas veces colaboramos con otros servicios, otros organismos como puede ser Ibanat.

¿Cómo es la coordinación con el resto de organismos?
—Cuando hay una intervención suele entrar por el 112, aunque también pueden llamar a la central directamente y desde aquí se gestiona la intervención comunicándoselo también al 112, que es quien moviliza los distintos organismos que pueden intervenir. El procedimiento establece que tienen la obligación de avisar a otras entidades, como el 061 o la Guardia Civil, según la causa de la intervención.

¿En el caso de incendios forestales?
—En este caso se llama al 112 y se carga en el sistema. No obstante, Ibanat tiene una central de comunicaciones de incendios forestales y el aviso les llega directamente. Hay que señalar que estas quemas son competencia autonómica y, por lo tanto, Ibanat es el organismo al mando y nosotros les apoyamos. En los incendios agrícolas estamos nosotros dirigiendo la actuación y ellos nos apoyan, no hay ningún problema. En el resto de intervenciones las competencias son nuestras.

¿Estas actuaciones se han incrementado en los últimos años?
—Los incendios se mantienen, aunque hay que tener en cuenta la época del año. No es el mismo estar en verano que en invierno. En el caso de un incendio forestal suelen desarrollarse en verano, aunque en invierno es muy peligroso el viento. Cada época del año tiene su peculiaridad, pero es verdad que la unión de dos fenómenos atmosféricos como, pueden ser, el viento y la lluvia es un problema.

Este año han ocurrido en Ibiza grandes incendios prolongados.
—La verdad es que sí, especialmente el de la planta de biomasa porque estuvimos cerca de un mes trabajando en esta quema. Ardió mucha vegetación y había un gran volumen de combustible quemado. Por las características se consideró un incendio industrial, aunque no lo era, simplemente era un solar con un volumen de 50.000 metros cúbicos cuya quema fue diferida en el tiempo.

Se movilizaron muchos medios para trabajar en la extinción.
—Sí, porque la táctica de trabajo fue mover el material, enfriarlo, desplazarlo y, para ello, era necesaria más ayuda. Se activó un plan de emergencia y se movilizaron más recursos en los distintos niveles porque con los medios que tenemos aquí no había suficiente capacidad. Tenemos que oscilar al personal, ya que hay muchos incendios urbanos, de vehículos…

Esta falta de medios, ¿imposibilitaría cubrir de forma segura dos quemas simultáneas?
—Primero hay que ver el tipo de intervención porque cada una necesita más o menos personal y más o menos recursos. Cuando te avisan de un incendio forestal, te ofrecen datos y la zona del suceso. Por ejemplo, en la quema de un coche no es lo mismo que esté ardiendo en la carretera que en la avenida España, en un garaje o en una zona forestal. En esta última la propagación es mayor y se necesitan dos vehículos y seis personas.

¿Cuál es la plantilla mínima que cubre una guardia?
—Hay un mínimo de siete efectivos, aunque salen seis, y todos los días está marcado el lugar que ocupa cada efectivo dentro del dispositivo ante cualquier incendio. Cuando suena la alarma, el telefonista toma los datos y la información se la traslada al mando y es entonces cuando salen hacia el lugar de los hechos. Durante el trayecto recibimos más información por la emisora del vehículo. Cuando llegas al incendio, a veces la información es precisa y otras no.

¿No es insuficiente cubrir una guardia con sólo siete bomberos?
—También contamos con la plataforma de localización formada por ocho personas más. Ellos hacen guardia, pero fuera del Parque de Bomberos. Si la guardia es de siete, y hay un servicio que es de seis, salen todos, pero entonces te quedas sin nadie en el Parque de Bomberos. Si son dos casos simultáneos, tienes que dividirlos en dos bloques de tres o en un grupo de cuatro y otro de dos efectivos. Todo depende de la intervención.

Si el incendio se prolonga y también están interviniendo los ocho que están en localización, ¿cómo se actuaría?
—Es cuando vienen los refuerzos. Si se superan también estos ocho efectivos, ya tendríamos que llamar a gente fuera de servicio, aunque no estén comprometidos ese día para estar localizables.

Se recurre habitualmente a la localización?
—Sí, se recurre de manera habitual.

¿Cuántas plazas conforman actualmente la plantilla?
—La plantilla orgánica tiene 61 plazas y actualmente somos 57 o 58 efectivos. Estamos cerca de cubrirla, pero hay dos compañeros que han solicitado una excedencia voluntaria y estamos intentando cubrir estas vacantes. No obstante, el bolsín de interinos del Cuerpo de Bomberos de Ibiza se ha agotado. Desde la administración se intentará, a través de las pruebas de estabilización, crear un bolsín para poder cubrir estas plazas.

¿Cuántos interinos trabajan en el Parque de Bomberos de Ibiza?
—Hay 30 interinos. De estos 30, 13 efectivos se van a presentar a las pruebas de estabilización y 17 a la convocatoria ordinaria.

¿Quieren estabilizarse en la isla?
—Algunos sí y nosotros queremos que se queden porque invertimos mucho dinero y tiempo en ellos a través de formaciones y material disponible para que luego se marchen. Si esa persona no se queda, ya tienes que formar a otro y son cerca de 400 horas de formación donde entran las pautas de conducción, técnicas de extinción… somos un equipo multidisciplinar. Pasan ocho meses hasta que están preparados.

¿Es complicado lograr una estabilidad de plantilla?
—Mucho porque aquí viene mucha gente itinerante que ha aprobado, pero no tiene plaza y entra en el bolsín. Entonces cuando hay vacantes, se amplía la plantilla o hay jubilaciones, se les llama.

¿Cuánto tiempo permanecen en la isla?
—Antes los interinos eran de larga duración, pero ahora la normativa establece que no pueden estar más de tres años.

¿Influye la problemática de la vivienda en la poca estabilidad de la plantilla?
—Influyen también otras cosas porque cuando llegan nuevos bomberos lo que hacen es compartir piso entre ellos. Además, afortunadamente hay varios interinos que son de aquí. Antes se presentaban pocos, ahora de un tiempo atrás hay varios ibicencos. Lo más seguro es que, si estos interinos consiguen plaza, quieran quedarse en la isla.

¿Cuántas jubilaciones hay previstas?
—El último se jubiló el año pasado. En una misma época se fueron muchos bomberos y tuvimos falta de personal. Esta situación se podría gestionar mejor porque hasta que no se produce la jubilación, no hay recambio. Lo hemos solicitado a las administraciones, pero no se mueve la maquinaria, no se abre expediente hasta que se haga efectiva la jubilación.

¿Por qué no intentan adelantarse a la situación?
—Lo esencial sería empezar a formar a una persona meses antes, pero claro tendrían que estar pagando dos sueldos. Es un tema de gestión que ya planteamos al Consell d’Eivissa, pero hay que amoldarse a la normativa. El problema es que ralentiza la formación.

¿Hay falta también de medios técnicos?
—Ahora mismo tenemos 17 vehículos. En 2019 tuvimos un accidente y solicitamos reponer un vehículo nodriza y también una bomba urbana ligera para callejear más rápido por algunas calles. Aunque las actuales tienes un radio de giro bueno, nos servirá para circular por zonas portuarias y servirá para mejorar nuestra flota. Aunque todos cuentan con un sistema de arranque rápido, no pueden ser eternos y hay que renovar la flota.

¿Y disponen de material suficiente y actualizado?
—Sí. El material disponible es muy diverso: desde equipos de respiración autónomo hasta equipos hidráulicos. También disponemos de Unidades Especiales de Intervención como el Grupo de Drones, el Grupo de rescate vertical y la Unidad Canina.

¿Han aumentado también los incendios provocados en vehículos?
—La acción voluntaria de un pirómano que quema coches aumenta porque hay mucha gente inconsciente. También hay personas que tienen chimenea y cogen las brasas y las tiran al contenedor o las arrojan en el bosque y las dejan cerca del bancal. Una cosa es la negligencia, lo has provocado, pero es fortuito, y otra cosa es la intención dolosa de provocar el incendio.

¿Se han incrementado los incendios en viviendas?
—Sí. La mayoría de veces es consecuencia de la instalación eléctrica, la sobrecarga, la no homologación de la regleta de conexión… la causa es difícil de encontrar al llegar, pero el origen puedes deducirlo al ver los materiales quemados, ellos te conducen al inicio.

¿Y las quemas forestales?
—Ibiza tiene un alto porcentaje de zona forestal, ya que lo urbano se ha trasladado al bosque y hay mucha construcción con sólo una salida en zona forestal como, por ejemplo, en Cala Salada, la zona de Can Germà o Roca Llisa. Por todas partes hay mucha vivienda diseminada, y si hay un incendio forestal éste avanzará tarde o temprano y se encontrará con una vivienda. El fuego llegará hasta las urbanizaciones. Por eso estamos trabajando en que todas tengan sus planes de autoprotección para que estén preparadas.

¿En qué consisten?
—Es un plan de autoprotección con rutas de evacuación. También estamos preocupados porque se ha establecido un Plan Director para valorar la masificación en verano y el estudio determinó que el pico se establece en cerca de 500.000 personas de forma simultánea en Ibiza en el mes de agosto. Este trasiego de gente, en época de riesgo de incendios, es peligroso. Son los riesgos antrópicos, es proporcional a la presencia humana. Por eso, los municipios de más de 20.000 habitantes tendrán que tener instalado un servicio de extinción de incendios.