La Autoridad Portuaria de Baleares (APB) anunció el pasado día 22 de febrero la adjudicación para ocho años de la gestión de los amarres para embarcaciones de gran eslora de la dársena de Levante del puerto de Ibiza al consorcio IGY Gestora Marinas Spain SL, formado por las compañías Ocean Capital Partners OCP (51%), Grupo de Empresas Matutes (25,5%) y la norteamericana Island Global Yachting IGY (23,5%). El consorcio ya obtuvo en los años anteriores concesiones temporales para la gestión del mismo espacio y ahora, con un proyecto a medio plazo, ha dado a conocer los principales objetivos de IGY Marina Ibiza. Integrar el puerto en la ciudad, contribuir a la revitalización de La Marina y difundir los valores de la isla más allá del ocio nocturno son algunas de las metas de un grupo que, además, aspira a contribuir a la desestacionalización. Así lo explican Ignacio del Río (Madrid, 1978), director de Activos de OCP, y Juan Vicente Roselló (Ibiza, 1966), gerente de la marina, en esta entrevista con Periódico de Ibiza y Formentera.

— La APB les ha dado la concesión para la IGY Marina Ibiza por un plazo de ocho años y tras varios permisos temporales. ¿Cómo se llega hasta aquí?
— Ignacio del Río: IGY Marina Ibiza es una compañía que tiene mayoritariamente capital español. Una parte importante pertenece al Grupo de Empresas Matutes. Y vamos con un socio internacional como IGY, que tiene una red de entre 25 y 30 marinas en todo el mundo. Por otro lado, la APB tiene algunos problemas y lo que estamos viendo es que, en los últimos años, está sacando concesiones un poco cortas. A nosotros nos hubieran gustado más años pero, aun así, estamos encantados porque es una oportunidad para demostrar a la APB y a Ibiza cómo montamos nuestras marinas, nuestro sistema de gestión y lo que podemos aportar a la ciudad.

— Uno de sus objetivos es lograr a medio plazo que los grandes yates lleguen fuera de la temporada. Pero, cuando esto suceda, buena parte de La Marina está cerrado.
— I.D.R.: Nos hemos reunido con los vecinos y los comerciantes de La Marina para decirles que esto es un proyecto conjunto. Nuestra marina no va a funcionar si ellos no nos acompañan. La reunión fue muy fructífera y salieron muy buenas ideas. Nuestro gerente, Juan Vicente Roselló, conoce muy bien el barrio porque, además, es de allí. A la APB ya le hemos hecho una propuesta de acciones y eventos que queremos poner en marcha este mismo año. La propuesta tendrá que ser autorizada por la APB y por el Ayuntamiento y consensuada con las asociaciones de la zona.

— ¿Qué tipo de actividades quieren hacer allí?
— Juan Vicente Roselló: Nosotros buscamos estirar un poco más la temporada. Con esa idea, estamos pensando, y seguro que se hará, realizar regatas tanto al inicio de la temporada como al final. Estamos hablando en estos momentos con una regata que tiene embarcaciones importantes, de entre 30 y 40 metros, para que recalen en IGY Marina Ibiza en mayo. Y hay otras propuestas para el final de la temporada. La idea es que, dentro de lo posible, podamos recuperar aquella antigua estampa del puerto de Ibiza, cuando la gente iba a pasear los domingos. Sería abrir un poco el mar y el puerto al barrio y la ciudad. Por otro lado, también tenemos previsto hacer unas proyecciones audiovisuales en es Martell de películas de medio ambiente y pequeños vídeos sobre la posidonia. Será una actividad para ir con los hijos, con los amigos. Un cine al aire libre, que aquí en Ibiza no tenemos. Se proyectarán películas preciosas, como la de El Pulpo, que es brutal. Se trata de atraer a la gente a un evento medioambiental en el que, además, conocerán las virtudes de la posidonia. Queremos crear una conciencia colectiva.

— ¿Qué predisposición han encontrado ante estas propuestas?
— I.D.R.: Muy buena. Nosotros estamos aquí para colaborar y ayudar. Uno de nuestros grandes activos cuando vamos a cualquier concesión es nuestra solvencia a la hora de integrar la ciudad con las marinas. Somos integradores y estamos convencidos de que en una ciudad tan bonita como Ibiza, que es Patrimonio de la Humanidad, con una asociación con muchas ganas de hacer cosas, con una APB que también nos está ayudando y con el Ayuntamiento, que tiene mucho interés en que la zona vuelva a tener la vida que tenía, lo vamos a conseguir. Va a costar, eso sí, y les pedimos a todos un poco de paciencia.

— Entre sus objetivos también está el de convertir esta marina en un ejemplo de integración puerto-ciudad. ¿Qué significa esto?
— I.D.R.: Es algo que hay que explicar bien. Nosotros tenemos muy claro que nuestros clientes vendrán por nuestros servicios pero también porque hay una ciudad que les puede dar otras cosas, una ciudad con vida. Hay que tener en cuenta que hablamos de embarcaciones con unas tripulaciones de 30 o 40 personas y esa gente tiene que hacer algo, no pueden estar todo el día en el barco. Ellos buscan una ciudad agradable en la que, incluso, puedan vivir. Una ciudad con servicios, en la que puedan pasear, tomarse una café, ver museos o, incluso, coger un avión para volver a su ciudad natal. Esto es lo que nosotros entendemos como integración. Creemos firmemente que hemos de crear impacto pero no solo económico. Hay que crear otros impactos en áreas como, por ejemplo, la formación y el empleo. Nosotros hemos fichado a una persona de aquí como gerente. Estamos obligados a crear empleo en Ibiza. Y esto es también integración puerto-ciudad. Si nosotros traemos clientes en agosto o septiembre, no impactamos nada. Pero si lo hacemos en octubre o en abril, vamos a necesitar que la ciudad nos acompañe, que abran los comercios, que haya servicios… Y esto es también lo que buscamos cuando hablamos de integración puerto-ciudad. Le pongo un ejemplo: en Málaga hablamos con Aena para que abriera una línea con Miami, Nueva York y Boston. Ya hay conexión con Nueva York y Boston y ahora estamos a punto de cerrar lo de Miami. Esta línea la usan nuestros clientes pero también la ciudad. La idea es que en Ibiza pase lo mismo.

— No somos muy conscientes, creo, de lo que significa este negocio.
— I.D.R.: Hay mucho desconocimiento. Muchas veces se habla de integración puerto-ciudad y parece que es algo vacío. Pero hay muchísimo contenido. Es algo que crea mucho impacto en la ciudad. No vamos a generar solo negocio en la zona. Esta ciudad es Patrimonio de la Humanidad y, al promocionar nuestra marina, también vamos a promocionar la ciudad. Por otro lado, un tercer impacto a tener en cuenta es el medioambiental. Sobre todo en lo que tiene que ver con la posidonia. No tendría sentido que yo estuviera aquí hablando de lo medioambiental sin tener en cuenta la posidonia, que es un tema que preocupa aquí. Para esto tenemos varios programas preparados para la ciudadanía pero también para los capitanes que van a venir, para decirles lo que hay que hacer para conservar esta planta que es fundamental para el ecosistema social y económico de Baleares.

— Entiendo, entonces, que su empresa tiene también una vertiente social.
— I.D.R.: Correcto. Como le decía antes, nosotros cuando llegamos a una ciudad intentamos contratar gente de esa ciudad, nos volcamos con acciones como las regatas y queremos que la gente se acerque al mar. En España, en general, la gente no tiene afición al mar y eso es una pena. Creemos que es nuestra obligación fomentar ese acercamiento, que la gente vea lo bonito que es este mundo. No nos quedamos en el greenwashing sino que vamos a proyectos muy concretos.

— Los ibicencos sienten esta parte del puerto como suya. ¿Va a cambiar la zona?
— I.D.R.: Tenemos muy claro que estamos en una ciudad que es Patrimonio de la Humanidad y tendremos máximo respeto por la zona. Hay unas necesidades operativas, es verdad. Pero no vamos a alterar lo que ha habido allí. El motivo por el que hemos tardado dos años en obtener esta concesión ha sido por todas las reuniones que hemos hecho con Patrimonio, con el Ayuntamiento y la APB para poder llegar a un consenso y una solución con la que todo el mundo se sienta cómodo. Tenemos el visto bueno de todos y las acciones que haremos allí serán para mejorar. Por ejemplo, la zona de es Martell está abandonada, está sucia, hay pintadas, gente durmiendo por las noches… Estamos hablando con la APB para ver qué podemos hacer. También hemos hablado con las asociaciones para mejorar esta zona y revitalizarla.

— ¿Qué les gustaría hacer ahí?
— I.D.R.: Queremos que la parte de arriba, que es la que más problemas tiene, siga abierta y que cualquiera pueda ir allí a ver el mar sin tener que ser socio de un club o pasar por una puerta. Pero nos gustaría gestionar de alguna manera esta zona, servir cafés, una cerveza o una tapa. Que la zona esté cuidada y que, además, nuestros capitanes puedan tener un servicio adicional. Será un sitio totalmente abierto a la ciudadanía y con una precios para la ciudadanía. No será un sitio exclusivo.

— Es lo que había hace años, cuando estaba allí la estación marítima.
— J.V.R.: Exactamente. A mí lo que me gustó mucho de esta idea de una isla central es que quien no quiera tomarse nada puede acceder a las partes de las barandillas, pasear, darse una vuelta… Eso es integración. Hay un servicio pero no es exclusivo ni la zona está cerrada.
— I.D.R.: Este proyecto, además, daría también servicio a los taxis náuticos que están allí. Creo que se trata de coordinar lo que hay para que todo el mundo salga ganando.

— Los megayates son empresas en sí mismos. ¿Qué servicios necesitan y qué les proporciona IGY Marina Ibiza?
— I.D.R.: Nosotros nos basamos principalmente en el amarre y en el suministro de agua y electricidad. Esto último es fundamental porque la marina está en la ciudad y no queremos tener un barco de 100 metros con los generadores encendidos. Queremos conectarlo al suministro eléctrico para evitar la contaminación. No hay muchas marinas en el mundo que puedan dar servicio eléctrico a este tipo de barcos. Hay que hacer una inversión muy importante porque no es fácil. Pero, en el mundo marítimo, esto está muy en boga. A nivel Europa, vamos un poco retrasados porque hay que hacer inversiones muy potentes y esto hace difícil adecuar marinas antiguas. Pero nosotros tenemos la oportunidad de hacerlo y será uno de nuestros grandes alicientes para atraer a los clientes. En cuanto al resto de servicios, es verdad que tenemos con nosotros al Grupo de Empresas Matutes, pero confiamos al 100% en las empresas que ya están aquí. Se trata de colaborar. Nosotros no vamos a decirle a una empresa que lleva 100 años gestionando estos servicios en la isla cómo lo van a hacer. Confiamos mucho en la calidad que hemos constatado que existe.

— Uno de los problemas que hay en Ibiza es el de la falta de personal cualificado. ¿Les afecta a ustedes también?
— J.V.R.: Como todas las empresas de Ibiza, estamos faltos de personal cualificado. Ahora mismo tenemos un muy buen equipo y nuestra idea es trabajar, sobre todo en la temporada alta, con estudiantes universitarios. Nuestro equipo ahora es de seis personas y en verano podemos llegar a doblar el número.
— I.D.R..: Una cosa importante dentro de nuestro modelo de gestión es que a nosotros nos gusta mucho poder formar a la gente porque luego pueden tener una trayectoria en la compañía. Si tú puedes formar desde la base, puedes formar a unos profesionales muy capacitados y que, además, tienen el ADN de la compañía.
— Cada vez hay más megayates en el mundo. ¿Cuáles son las perspectivas de este tipo de turismo?
— I.D.R.: Nosotros hemos analizado lo que está pasando en los astilleros, que es el mejor referente. Vemos que la lista de pedidos de barcos de gran eslora no para de crecer. Vamos hacia barcos cada vez más grandes y eso va a hacer que algunas marinas lo tengan algo más complicado. Aun así, tiene que seguir habiendo una flota importante de barcos de hasta 15 o 20 metros. Creemos que son dos mundos que pueden convivir perfectamente. Nosotros nos sentimos muy cómodos con las grandes esloras pero también trabajamos con las pequeñas. Son clientes con necesidades completamente diferentes y la tendencia va hacia grandes barcos pero no todo el mundo puede permitirse ese tipo de esloras.

— ¿Estos barcos los utilizan siempre sus propietarios o se alquilan a terceros?
— I.D.R.: Hay un poco de todo. Es verdad que el propietario de un barco de este tipo suele ser una persona muy importante que tiene poco tiempo y, al final, lo disfruta entre dos y tres semanas al año, según indican algunos estudios. Hay propietarios que deciden hacer charter, alquilarlos para eventos privados o excursiones. Pero, cuanto más grandes son los barcos, eso se hace menos.

— ¿Puede su marina convertirse en base de estos barcos cuando no los están usando sus propietarios?
— I.D.R.: Ese es nuestro objetivo principal. Conseguir alargar la temporada con esto. Nosotros queremos que vengan barcos en temporada y fuera de temporada. Queremos convencer a esos barcos para que estén más tiempo. Nosotros no vamos a descubrir Ibiza a nadie. Pero sí queremos cambiar el chip para que la gente vea que, en septiembre o mayo, Ibiza también puede ser un sitio muy bonito.

— ¿No le temen a las cada vez más restrictivas normativas de lucha contra el cambio climático?
— I.D.R.: Nosotros estamos muy concienciados y estamos ahí desde hace tiempo. No concebimos una marina en la que nuestros yates no estén conectados al sistema eléctrico. Es verdad que cada vez hay más restricciones y entendemos que ha de ser así. Y por eso nosotros hacemos unas inversiones tan importantes para que los grandes barcos estén conectados. Le hemos dado mil vueltas a todo para garantizar que, venga el barco que venga, pueda conectarse.
— J.V.R.: Son embarcaciones que han de tener los generadores en marcha y que están quemando combustible. Aunque saquen poco humo, algo sacan. Y, como dice Ignacio, esto es lo que puede convertirnos en un puerto diferente. Un puerto atractivo para estas embarcaciones.

— Este tipo de turismo sigue en el punto de mira de organizaciones radicales como Futuro Vegetal, que el año pasado atacaron a alguno de los barcos de su marina. ¿Cómo afrontan esta situación?
— I.D.R.: Nosotros respetamos la opinión de todo el mundo pero hay formas de expresarla. Con según qué tipo de acciones, no se es consciente del daño que se hace no solo a nosotros sino a toda la ciudad de Ibiza. Si empieza a cundir el miedo de que, si vienes, tu barco será atacado, corremos el riesgo de que muchos de estos barcos se vayan a las marinas de otros países. Y eso tendrá consecuencias económicas y sociales. Hay muchísima gente que depende de este negocio. El mismo barrio de La Marina saldría perdiendo. Lo que pasó el año pasado fue muy desafortunado.

El apunte

Barcos de 300 millones de euros y mantenimientos de más de 30

— Ustedes ya gestionan una marina en Málaga, que se inauguró en 2022. ¿Qué tal está funcionando?
— I.D.R.: Es una concesión para 30 años. Ahora tenemos allí tres yates atracados de más de 100 metros. Y la verdad es que no tenemos sitio para la cantidad de peticiones que hemos recibido. Está funcionando muy bien. Hemos acertado a la hora de integrar la ciudad con la marina. Los capitanes están encantados con la ciudad, que es una ciudad viva todo el año, tiene conexiones internacionales… Está funcionando cada vez mejor. Es una marina que puede ser un ejemplo de lo que pasará en Ibiza.

— Como curiosidad, ¿cuánto cuesta un amarre de un día en su marina para un barco de unos 100 metros?
— I.D.R.:Es una pregunta difícil de contestar. Las marinas en Ibiza están todas reguladas por la APB y todos tenemos unas tarifas máximas. Como en cualquier mercado competitivo, siempre intentas hacer una buena oferta a tus clientes para convencerles. Y no es que no quiera contestar a su pregunta, pero es que, por ejemplo, si es un barco base, que está más de seis meses, las tarifas son diferentes. No obstante, es verdad que no es un amarre barato. El dato que sí le puedo dar es lo que cuesta mantener un barco de estos al año. Hay estudios que dicen que este coste es de entre el 10 y el 15% del valor del barco. Es decir, si el barco vale 300 millones de euros, el coste de mantenimiento anual oscila entre los 30 y los 40 millones de euros. Ahí está incluida la tripulación. Son barcos llevan tripulaciones muy cualificadas.