El autobús del Banco de Sangre llega a Ibiza para reforzar su campaña. | Maga López Arriazu

El autobús de la Fundación Banco de Sangre y Tejidos de las Baleares se ha trasladado esta semana desde Mallorca para estar a pie de calle a disposición de los donantes que viven en la isla de Ibiza. La campaña comenzó este mismo lunes en Santa Eulària, un día después el camión se dirigió a Sant Antoni, en la tarde del miércoles tocó el Parque de la Pau de Vila y este jueves marcha rumbo a Formentera. En principio está teniendo «mucha afluencia», no solamente de citados sino también de gente que pasa y aprovecha para contribuir voluntariamente. Además, afirmaron que han logrado arrastrar a «mucha gente de primera donación», que permite ampliar el banco de datos de donantes, explicó a Periódico de Ibiza y Formentera Eric Mairena, auxiliar al cargo del camión.

El lunes estuvieron en Santa Eulària, el martes en Sant Antoni, ayer en Vila y hoy irán a Formentera.
Fotos: Irene Arango.

Hace falta mucha sangre

«No sé el dato concreto de lo que necesita España, pero a nivel comunitario de las Islas Baleares hace falta mucha sangre; estamos en sequía», precisó Mairena, que en datos se traduce en 200 donaciones al día, una cifra que se «roza pero no se supera», pues depende de la voluntariedad de las personas. No se conocen los datos exactos, pero estiman que esta última campaña en Ibiza han recogido entre unas 65 y 75 bolsas de sangre al día, lo que equivale una por persona.

Tres vidas por donante

Para donar sangre hay que cumplir unos requisitos básicos como tener entre 18 y 65 años, pesar más de 50 kilos, no haber sufrido tratamientos como operaciones, tatuajes, piercing o acupuntura que afecten a la sangre directamente. El donante rellena un formulario que un médico comprueba, se le mide la hemoglobina y si todo está correcto se accede a la donación, un proceso que dura unos 10 minutos en total y permite «salvar tres vidas por donante».

La importancia de este acto, según recordó Mairena, es que la sangre va dirigida a pacientes de cáncer, niños y accidentados, entre otras personas, y algo a tener muy en cuenta es que «la sangre no se puede fabricar» ni replicar de ninguna forma.

El autobús congregaba a unas cinco personas dentro y otras cinco esperando fuera ayer a mediodía. Había quien se subía por primera vez como Paquita, que le dio «un instinto de donar sangre» al ver el camión. Por otro lado, esperaba Juan, un experto en pinchazo que es un diplomado en donaciones: «Pues me dieron el diploma de 50 donaciones, así que llevo unas cuantas ya, alguna temporada no voy pero más o menos cada tres meses». Este donante empezó a ir arrastrado por un amigo y ya lo hace por inercia «porque hay gente a la que le hace falta y a nosotros nos sobra un poquito de vez en cuando».

La frecuencia entre donación y donación varía según la extracción y el sexo de la persona y el Banco de Sangre y Tejidos indica que las mujeres no pueden hacerlo más de tres veces al año y los hombres cuatro. Corey es una donante que va cada vez que puede: «La primera vez fue en Can Misses hace muchos años... ya he donado un montón de veces, cada cuatro meses por ahí voy al hospital, como siempre hace falta igual veo en el periódico que piden y voy». Otra donante, Megan, recordó que viviendo en Estados Unidos un amigo le comentó hace quince años que podía hacerlo y desde entonces asegura que dona «cuando puedo pero normalmente una vez al año» ya que no tiene miedo a las agujas y tiene sangre «para todos» por su grupo sanguíneo. Francisco, otro donante habitual, destacó que «es una cosa buena para la población y al final puede salvar vidas» y recordó que «algún día podemos ser nosotros los que estemos en el hospital y que nos haga falta, bien a nosotros directamente o a un familiar y esto siempre es bueno».