En ocasiones, algunas embarcaciones, como el ‘Radiant’, son tan grandes que debido a su tamaño no caben en Marina Ibiza y tienen que buscar ‘alojamiento’ en el puerto de Eivissa. | AMANDA AGUADO

Barcos de grandes esloras, ocupantes de alto poder adquisitivo y vacaciones de ensueño. Julio y agosto se convierte para muchos amantes del mar en una oportunidad para viajar hasta Eivissa con sus espectaculares barcos y disfrutar de la esencia de la isla.
Los puertos deportivos de las Pitiüses se han preparado, como todo los años, para recibir la temporada alta y estar atentos a que la atención a los clientes y la seguridad sean la adecuada. Salvador Igual, un valenciano de 30 años que viene a Eivissa en temporada de verano para trabajar de seguridad para la empresa Trablisa, reconoce que «en julio y agosto hay muchísimo trabajo en Marina Ibiza». Al puerto llega gente de todos los rincones del planeta, y por los servicios del puerto llegan a pagarse cantidades altísimas, sólo asumibles para quien tiene ingresos desorbitados. «Es alucinante el poder adquisitivo que tiene mucha gente de este puerto», reconoce Salvador.
Barcos de todos los tamaños, colores y nombres de todo tipo, cada uno con sus peculiaridades. Todos con un brillo increíble y con sus trabajadores de limpieza y mantenimiento que cada barco tiene. Uno de los de mantenimiento de un barco que está durante todo el año en Marina Ibiza, Mario Villar de Zamora, explica que mantener un barco «requiere muchísimo mantenimiento, el trabajo es diario». «Yo estoy 12 horas diarias trabajando para que todo este impecable y todo este en correcto funcionamiento, aunque este barco permanece aquí todo el año; eso sí, a partir de septiembre esto se queda más vacío», comentaba.
Lo que está claro, es que en verano se llena Marina Botafoch gracias al turismo de clase alta. Muchos vienen en barco de grandes dimensiones y lo utilizan también de residencia. Otros sin embargo, tienen hasta casa en Eivissa para su temporada de vacaciones.
El gerente de Marina Ibiza, Daniel Marí, sabe bien cómo se llevaba a cabo todo el trabajo en el puerto y sobre todo la seguridad que tienen cuando llega esta época, y lamenta algunas limitaciones del puerto que gestiona, que no puede acoger a algunos barcos que sólo pueden amarrarse en el puerto de Eivissa. «Algunos son tan grandes que es imposible meterlos en este puerto, ojalá los pudieramos tener pero es imposible debido a su inmensa dimensión».
Eivissa ha sido siempre destino turístico de primer orden, sobre todo de extranjeros que parece que cada vez tienen mayor poder adquisitivo y que ven la isla como una gran oportunidad para recalar con sus barcos y disfrutar del mar y sus increíbles playas y calas y la extensa oferta de ocio a su alcance.
Algunos, por su asiduidad, disponen de su propia vivieda en la Isla y la utilizan a lo largo de temporada. Otros acuden a los hoteles de lujo que proliferan tanto en el propio municipio como en otros lugares de la Isla y que al llegar a la isla con sus embarcaciones convierten los puertos en grandes expositores del mundo de la náutica.
Algunos son grandes piezas de diseño, monumentos de ingeniería que cabalgan sobre las olas y que provocan la envidia de aquellos que sienten la llamada del mar. Pero, al llegar a puerto priman la seguridad y el servicio, que cientos de trabajadores se afanan en proporcionar a costa de muchas horas de trabajo para conseguir que todo este perfecto y que sus clientes vuelvan a repetir todos los años y así que Eivissa se convierta en su lugar de vacaciones.