Por la mañana se presentó la iniciativa con la presencia de Manuel Gallo, director de Mapfre en Eivissa, y el concejal de Seguridad Ciudadana de Vila, Constantino Larroda. Después, hubo tiempo para aprender jugando.

Unos 1.000 niños de todos los colegios que dan clase en Vila participarán hasta este viernes en la Caravana de la Educación Vial que ha colocado el Instituto de Seguridad Vial de la Fundación Mapfre en el Bulevar Abel Matutes.

Según Manuel Gallo, director de la empresa aseguradora en Eivissa, se trata de una iniciativa destinada a niños de entre 9 y 12 años que busca promover en ellos «comportamientos y actitudes responsables en relación al tráfico para hacer descender la cifra de 52 niños fallecidos en accidentes de tráfico en 2012, según datos de la Dirección General de Tráfico.

Para conseguirlo se ha instalado un gran camión rojo que puede verse a mucha distancia, un circuito de karts donde los pequeños aprenden qué es significa un stop, un ceda el paso o un semáforo en rojo y se les explican las señales de circulación a través de juegos táctiles basados en las nuevas tecnologías. Además, y antes de comenzar con todo esto, se les muestra una presentación informática donde se les explica de forma teórica cual es el papel de un peatón, de un viajero o de un conductor y cuál debe ser su función. Y todo para que tal y como aseguraba, Cristina López, monitora de formación vial, «aprendan a ser lo más respetuosos posible de forma divertida».

De momento, los primeros en participar, la veintena de estudiantes de 4º de Primaria del colegio de Cas Serres, cumplieron a rajatabla con el objetivo marcado por Cristina López. «Me lo estoy pasando muy bien porque además de estar con mis compañeros, montó en coche, aprendo cuáles son las principales señales de tráfico y además me llevó un carnet a mi casa de recuerdo», explicaba Idoya, muy contenta, mientras junto a Ashley intentaba completar una divertida encuesta.

Junto a ellas, Cristina y Sara, también muy aplicadas en aprender lo más posible, se divertían con un juego informático en el que tenían que encontrar cada pareja de señales. «Tenemos que juntar todas las señales antes de que se acabe el tiempo y aunque es un poco difícil la verdad es que es muy divertido y en seguida se le coge el tranquillo», explicaba Cristina.