Los ‘santjoaners’ más jóvenes se decidieron a saltar sobre el fuego. | (c) Sergio G. Canizares

En todos los pueblos y rincones de Eivissa y Formentera se celebró ayer, como es tradicional, la Nit de Sant Joan. La noche más corta y con más magia del año, donde no faltaron los focs o foguerons para quemar todo lo malo y empezar el verano con energías renovadas.

En las Pitiüses, la tradición marcaba hacer de siete a nueve hogueras, ya que según apunta la Enciclopèdia de Eivissa i Formentera «son números mágicos desde los tiempos más remotos: los siete días de la creación divina del mundo, las siete plagas de Egipto, los nueve meses necesarios para que nazca un niño...». En la parroquia de Sant Joan se siguen haciendo los nou focs, que este año fueron 18, al hacer dos hileras para evitar saturación a la hora de los saltos a la medianoche.

Ya sean siete, nueve o solo uno, los foguerons no faltaron en ningún rincón de las islas. Tampoco la música, que fue la gran protagonista en el pueblo de Labritja con numerosos conciertos.

Santa Agnès fue el lugar escogido por el Institut d’Estudis Eivissencs (IEE) para organizar la Festa de la Nit de Sant Joan a través de talleres y juegos infantiles, un concurso de macarrones de Sant Joan, las actuaciones de Joan Murenu y ‘Quin Delibat!’ y la tradicional lectura del manifiesto.

Aún así, Talamanca fue una de las zonas más concurridas por los vecinos de Vila para disfrutar de la música y del fuego hasta altas horas de la mañana.