El padre Juan no esperaba la fiesta. | Mariah Durán

Como cada sábado a la misma hora, los feligreses de la Parroquia de Sant Pere de Dalt Vila acudieron puntuales a su cita con la homilía de las 20,00 horas de la tarde. Pero ésta no iba a ser una tarde como las demás. Esta vez iba a ser un motivo muy especial el que les reuniría: las bodas de oro de su querido párroco.

No todos los días se cumplen 50 años ejerciendo el mismo oficio, y los vecinos, amigos y familiares del sacerdote organizaron un banquete para celebrarlo. El obispo de Eivissa, Vicente Juan Segura, acudió también a la cita, y después de oficiar una homilía llena de agradecimientos y buenas palabras para el homenajeado, se unió al resto de asistentes para conmemorar las cinco décadas de profunda dedicación del sacerdote. La misma iglesia en la que el padre Juan ha repartido consejos y compresión durante tantos años, se convirtió en el lugar perfecto en el que organizar una merienda a la que asistieron alrededor de 100 personas.