Vista aérea del centro de la ciudad de Eivissa, donde numerosas personas ceden sus sofás o habitaciones para viajeros, como favor que les puede ser devuelto. | Toni Escobar

Viajar a diferentes partes del mundo es mucho más sencillo desde finales de la pasada década con la implantación del couchsurfing, una comunidad de intercambio de alojamiento gratuito que comenzó en San Francisco (EEUU) y que hoy componen 10 millones de personas en más de 200.000 ciudades.

La crisis y el ahorro que supone este tipo de sistemas de pernoctaciones ha disparado su demanda, también las Pitiüses. En Eivissa se ha producido en los últimos años un auténtico boom y actualmente son cerca de 1.200 los ‘anfitriones’ que ofrecen su sofá en Eivissa a través del sitio web que proporciona la plataforma (www.couchsurfing.com).

Al introducir ‘Ibiza, Spain’ en el buscador del portal aparecen 1.200 resultados de miembros inscritos, aunque en función del filtro de búsqueda empleado la oferta puede variar (escogiendo ‘Ibiza, Islas Baleares’ o ‘Eivissa’, menos indicados para viajeros de otros países, los resultados se reducen a unos 230 alojamientos). En Formentera hay medio centenar de anfitriones dispuestos a compartir su vivienda durante el periodo pactado con el o los viajeros en cuestión.

Los usuarios prestan un alojamiento a cualquier persona de esta comunidad. Para progresar en la plataforma y ser aceptado con mayor facilidad en otros destinos se debe ser un buen anfitrión y mostrar los lugares con encanto de la ciudad al visitante. Así, cuanto mayor número y mejores referencias y más alto índice de respuestas a las solicitudes, mejor aceptación en la comunidad. A cambio, el huésped deberá integrarse en la vida y el entorno del anfitrión y colaborar en las tareas domésticas. Se trata no sólo de viajar de forma económica, sino también de conocer a la gente, su ciudad y su cultura y compartir experiencias, según los propios testimonios de los integrantes de esta comunidad.

Las preferencias

En cada uno de los perfiles de los ‘couchsurfers’ se puede observar las preferencias de cada uno, los hábitos y los ‘hobbies’ así como fotos de sus ciudades e incluso del sofá o la cama donde el supuesto visitante descansará. Además, entre ellos se intercambian opiniones para conocer el comportamiento de los huéspedes y conocer otros viajes y las relaciones mantenidas entre ‘couchsurfers’. Ser un buen anfitrión otorga puntos para ser aceptado en mayor grado

El objetivo, según la página web, es establecer una red internacional de personas y lugares, establecer intercambios educacionales, fomentar la conciencia colectiva, la tolerancia y facilitar el entendimiento cultural. También se ha consolidado el intercambio de casas para pasar las vacaciones, con un incremento en Balears del 15% solo este año. La web intercambiocasas.com tiene registradas 230 viviendas en Balears, 40 de ellas en la isla de Eivissa. A través de este portal, los usuarios se ahorran el coste de alojamiento a cambio de poder ceder su vivienda a particulares durante sus vacaciones.

Estas modalidades en el intercambio de alojamiento supone competencia desleal para los empresarios hoteleros, quienes lamentan que esta oferta ilegal (no regulada) vaya en aumento cuando realmente no pagan impuestos como los empresarios de alojamiento.