Jorge Pardo con su flauta travesera inconfundible en su fusión flamenca.

Nacido en Madrid el 1 de diciembre de 1956, Jorge Pardo es la figura internacional más importante en lo que se refiere a la fusión del jazz y el flamenco, ya que fue el primero que se atrevió a mezclar ambos estilos. Comienza sus estudios musicales a los 14 años en el Real Conservatorio de Madrid y desde el principio se apunta al jazz, aunque muy pronto se siente atraído por el flamenco. El primer grupo que forma fue con Pedro Rui Blas bajo el nombre de Dolores, y colabora con músicos como Tete Montoliu o Pedro Iturralde, dos iconos del jazz nacional.

Años más tarde el genial Paco de Lucía, al que acompañó durante toda su carrera, lo introducía en el mundo del flamenco y desde allí todo ha sido una consecución de conciertos que incluyen todo tipo de sonidos. Además, se relaciona con la elite del flamenco y su máximo representante, Camarón, con el que trabajo estrechamente en la Leyenda del Tiempo y con los músicos del denominado Nuevo Flamenco.

Prestigio internacional

Sonado fue su concierto en el Festival de Montreaux en 1989 con Nana Caymi y el pianista Wagner Tiso, dos grandes de los sonidos brasileños. En el año 91 toca junto a su compañero Carles Benavent, con el que luego formaría trío junto a Tino di Geraldo, y el acordeonista y pianista Gil Goldstein con los que grabará en el año 91 en el prestigioso sello Blue Note. Desde 2004 ha colaborado con el músico americano de jazz Chick Corea y con el tocará el próximo noviembre en el famoso club Blue Note de Nueva York.

Además, Pardo recibía el 15 de enero de 2013, en el Théâtre du Châtelet de París, el Premio a Mejor Músico Europeo de Jazz, por parte de la prestigiosa Academia Francesa de Jazz y en 2015 fue galardonado con el Premio Nacional de las Músicas Actuales, otorgado por el Ministerio de Educación y Cultura.

Y así un sinfín de referencias que podríamos seguir desgranando. Sin embargo, Pardo es un hombre sencillo y cercano a los demás que no deja de saludar a nadie que se le acerca. Los flamencos lo llaman «maestro», aunque «con todo el respeto prefiero que me llamen por mi nombre». Hablamos con él mientras viaja en un autobús llegando a algún destino, porque su vida es un no parar de autobuses, trenes y aviones. De hecho vendrá a Eivissa hoy mismo y se tendrá que marchar cuando acabe su concierto de mañana en Can Ventosa, a pesar de que «siempre que vengo me gusta disfrutar unos días de la isla», que conoció en los años 70 y a la que «con cualquier excusa vengo, porque enamora a cualquiera».

En esta ocasión Pardo ofrecerá una clase magistral, anterior a su concierto en Can Ventosa, en la que explicará cual es su forma de componer «intercalado todo con música, claro». Además, colaborará en el concierto del flamenco Luis Amador esta misma noche en el Centro Ciel Azul, en Cala Martina, «en petit comité». «Porque aunque el 80% de mi actividad es con mi propia banda, siempre me gusta colaborar con otros artistas».

En este sentido, Pardo se califica como una persona «inquieta que me gusta aprender de los otros». «Mis referencias, dice, son el flamenco y el jazz, pero he ido añadiendo y profundizando mucho en los sonidos y dentro de mi mismo». Así, su creación es vertiginosa. Este mismo mes de junio saca a la luz Djinn, (duende en la tradición del Corán), que saldrá a presentar en los escenarios, junto a sus últimos trabajos Huellas, del 2013 y que presentó en el último Eivissa Jazz, e Historias de Rada y Krishna, del 2015 y que sigue superponiendo este año «porque no me gusta hacer siempre lo mismo y voy cambiando de colaboradores». Mañana en Eivissa hará un concierto con músicos de la isla, con los que está encantado de tocar.

El concierto más curioso?: «Uhm, quizás uno que di en Addis Abeba, en Etiopia, tocando una taranta con un grupo y todo el público emocionado; impresionante».