El acusado ante el tribunal | Alejandro Sepúlveda

El tribunal de la Audiencia Provincial dejó ayer visto para sentencia el juicio contra el hombre acusado de incendiar un edificio de Sant Antoni, un encausado que se enfrenta a una pena de 11 años de prisión ya que el Ministerio Fiscal mantiene su escrito de acusación.

Así lo ratificó durante el trámite de conclusiones definitivas en el juicio contra el hombre de 60 años, acusado de un presunto delito de incendio con peligro para la vida de las personas. La acusación popular también pide una indemnización de más de 25.000 euros por los daños y el coste de la extinción.

Por su parte, la abogada defensora solicitó la absolución de su cliente, que en el juicio sostuvo que el incendio fue accidental, o subsidiariamente pide una condena inferior a la que solicita la Fiscalía.

El acusado es un hombre con antecedentes por otros delitos. Los hechos ocurrieron sobre las 10.40 horas del 25 de julio de 2016, en la vivienda que compartía con otra persona. J.M.S reconoció ser el causante del fuego, pero sostuvo que no fue intencionado -en contra de las tesis de Fiscalía- y se defendió señalando que intentó apagarlo con una toalla. Según su versión, en el momento de los hechos había bebido y sin querer había derramado acetona sobre un colchón cuando estaba utilizándola para limpiarse manchas de tabaco de las manos. Sugirió que el fuego pudo producirse por una chispa del mechero que soltó tras encender el cigarro. También admitió que abandonó el piso con una maleta que había preparado porque tenía previsto marcharse, después de que la persona con la que compartía la vivienda -una inquilina que se la había subarrendado- le subiera el precio y le exigiera una fianza.

En el juicio se reprodujo la grabación de la llamada que hizo al 112, en la que reconocía que había sido él quien había «metido fuego» a la casa por «desprecio» y por «despecho», y dijo a la operadora que se iba a «entregar». Posteriormente se personó en dependencias de la Policía Local.