De izq. a dcha, Santi Marí, José Vicente Marí Bosó y Miquel Jerez, durante la valoración de las pasadas elecciones generales. | DANIEL ESPINOSA

El PSOE consiguió ganar las elecciones generales en Ibiza el pasado domingo después de tres victorias consecutivas del Partido Popular y la primera vez desde el fin del bipartidismo que supuso la aparición de Podemos y Ciudadanos en 2015. La formación conservadora registró el pasado 28 de abril su peor resultado en unas elecciones generales en Ibiza, con tan solo el 19,3 por ciento de los votos para un total de 11.132 papeletas.

Los populares recibieron 7.100 sufragios menos que en las últimas elecciones, disputadas en junio de 2016. Una pérdida de apoyos que se explica por la fragmentación del centro-derecha y la aparición de Vox. De hecho, Ciudadanos consiguió 2.200 votos más que en los anteriores comicios, mientras que Vox se estrenó en unas elecciones con 5.700 sufragios en la mayor de las Pitiusas. En total 7.900 votos que, en gran medida, pertenecen a exvotantes del PP más centristas descontentos, quizás, con el viraje del partido a la derecha y que en esta ocasión han decido apoyar a Ciudadanos, o a electores que en esta ocasión se han decantado por las propuestas de Vox. Durante la campaña, el Partido Popular hizo un llamamiento para intentar aglutinar el voto útil de los votantes de centro-derecha que, visto lo visto, no funcionó. Unos resultados que han provocado que la derecha carezca de un diputado ibicenco en el Congreso por primera vez desde 1982.

En cambio, sí que caló el mensaje en contra de la hipotética coalición de los tres partidos de centro-derecha lanzado por el PSOE, que en la isla de Ibiza reunió 5.200 votos más que en las anteriores elecciones con un 28,62 % del total de sufragios. También parece lógico que los socialistas hayan obtenido numeroso voto útil de electores temerosos de que Vox pudiera entrar en un eventual gobierno, además de apoyos de votantes que en las autonómicas y locales del próximo 26 de mayo pueden dar su voto a formaciones como Proposta per Eivissa o Guanyem formaciones que en las generales apenas tenían opciones de conseguir representación.

También parece evidente que los socialistas se beneficiaron de una mayor participación, que se incrementó en cinco puntos porcentuales en relación a junio de 2016. En las elecciones del 28 de abril votaron 58.341 personas, casi 4.000 más que hace tres años. Y también del ligero descenso en el número de votantes de Unidas Podemos, que pese a quedar en segunda posición han perdido 1.600 votos desde las últimas elecciones.

Poco margen
La proximidad del 26 de mayo deja un escaso margen para la recuperación, sobre todo en el Partido Popular, que se había marcado como objetivo recuperar el poder en las instituciones donde lo había perdido en mayo de 2015. A tenor de los últimos resultados, parece una utopía que los populares puedan alcanzar la alcaldía en municipios como Vila o Sant Josep, donde el PP fue la cuarta fuerza más votada, superada no solo por los socialistas sino por Podemos y Ciudadanos. El descalabro fue de tal magnitud que incluso fue derrotado, aunque por un escaso margen de votos, por el PSOE en Santa Eulària, donde la derecha ha gobernado a nivel municipal desde el restablecimiento de la democracia.

De repetirse los resultados del 28 de abril, la izquierda mantendría el gobierno en el Consell d’Eivissa.