A la izquierda, los sillones vacíos de los consellers del PP. | J.A.T.

Pocos mítines celebrarán PSOE y Podemos durante esta campaña electoral con un público tan entregado como el que ayer llenaba el salón de plenos del Consell d’Eivissa. Desde la sesión posterior a la matanza de las cabras de es Vedrà, en la que se produjo una sonora protesta a las puertas del Consell, no se veía tanta gente pendiente de un pleno en la institución insular. El equipo de gobierno convocó a los medios y a la oposición a un pleno con un único punto en el orden del día: la modificación puntual del PTI. Sin embargo, a última hora socialistas y podemitas presentaron dos propuestas para mejorar el sueldo a los funcionarios de la casa cuando faltan diez días para las elecciones. Una medida de primer curso de campaña electoral y golazo en toda la escuadra en la portería del PP, al que ya le metieron otro tanto en la campaña de las elecciones generales con el anuncio de los 21 millones de euros en inversión para el Parador de Dalt Vila y fotografía de la ministra de Turismo frente al edificio. ¿Quién dijo que no se podía inaugurar nada en plena campaña?

Hartos de la goleada, los consellers del PP decidieron actuar como cuando éramos niños y el dueño del balón con el que toda la clase jugaba a fútbol en el patio del colegio se enfadaba, se llevaba la pelota y el partido se acababa automáticamente. Su espantada quedó como una rabieta de niño pequeño a pesar de tener razón. El equipo de gobierno utilizó ayer el pleno del Consell d’Eivissa en beneficio propio, como si el órgano de deliberación máxima de la institución insular fuera el lugar idóneo para uno más de sus actos electorales. Quedó feo. ¿Legal? Por supuesto. Pero feo, también. Ambas propuestas podrían haberse aprobado en el próximo pleno ordinario, pero el PP también tuvo cuatro años para hacerlo. A los populares sólo les queda el derecho a la pataleta.