Cruce entre las calles Castilla y Bisbe González Abarca, donde se encuentra la tienda de golosinas Can Xuxes. | MARCELO SASTRE

El cierre de la tienda de golosinas Can Xuxes deja un sabor amargo y vuelve a simbolizar la amenaza que se cierne sobre muchos pequeños comercios que hacen frente a cuotas de alquiler cada vez más elevadas. Basta con dar una vuelta por los locales próximos a la tienda para topar con testigos directos o indirectos de esta problemática.

Joyería Diego es un negocio con veinte años de antigüedad que dispone de una tienda de la misma propiedad que Can Xuxes. Desde el establecimiento situado en Avenida España, su dueño, Diego García -hijo-, y la dependienta, Rosa Masip, explican que la cuota a abonar por su local ubicado en la Calle Castilla ha ido subiendo gradualmente. Esta vez la subida fue algo más «drástica», aunque finalmente lograron alcanzar un acuerdo satisfactorio para ambas partes.

«Sería preferible no tener esos precios tan desorbitados en los alquileres y conservarlos para la gente de Ibiza que quiere montar sus negocios y dejar ese dinero aquí. Además cuando hay un negocio dirigido por gente que vive aquí proliferan todos los de alrededor», valora Rosa, quien piensa que la administración es «la primera que tiene que tomar cartas en el asunto. Es cierto que el que tiene una propiedad es libre de hacer con ella lo que quiere pero verdaderamente se podrían legislar estas cositas, igual que se legislan los pisos de alquiler vacacional». Rosa también señaló que cuotas más bajas permitirían en muchos casos emplear a más personas. Señalan que esta observación también es aplicable a Can Xuxes. «Se fue quitando empleados porque era insostenible».

Antonia, de Iberpell, coincide en denunciar la subida «abusiva» de los alquileres y afirma que no se corresponde con el aumento del «nivel de vida». Antonia asegura conocer a «gente que está cerrando porque les está pasando lo mismo».

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Por su parte, Antoni Tur, de la cafetería Balafi, prefiere no poner el foco en los precios de los alquileres. Considera que «el problema de los pequeños negocios lo tenemos en las grandes superficies que acaparan todas las ventas y en la presión fiscal, que es terrible». «Los alquileres son caros pero son asequibles comparados con los pisos», sopesa.

Con respecto a la cuestión del aumento de los precios del alquiler, María Salud, dueña de la heladería MaMa ruega «encarecidamente que se persiga, controle y pare. Si no esto va a ser un desastre», concluye.

En lo tocante a la problemática de la desaparición de pequeños negocios, observa que la desaparición de algunos locales lleva aparejada la reducción de los flujos de clientes habituales de comercios de la zona. «Aquí antes había muchos niños y familias que se sentaban tranquilamente, que conocían los comercios de siempre. Ahora es más como un sitio de pasada». María no ve con buenos ojos la proliferación de «comercios orientales y tiendas que venden muy barato. No me parece justo para el que tiene una tienda de toda la vida», sentencia. Lamenta que «pasa de haber un ambiente en la calle más familiar a un poco impersonal».

En cuanto a la postura de la patronal de la pequeña y mediana empresa de Eivissa y Formentera (Pimeef), considera la situación desde una perspectiva amplia y achaca el cierre de negocios tradicionales a un cúmulo de causas, no únicamente al incremento del precio en los alquileres. Según Alfonso Rojo, presidente de la Pimeef, «es una suma de causas. Históricamente, cuando se cerraba un negocio es porque no había relevo generacional. Pero a esto hay que sumar actualmente la expansión de la venta on line, que en los últimos años ha tenido una evolución brutal. Y también el precio de los alquileres, que ha aumentado muchísimo en los últimos años. Quizá uno a uno, estos factores se podrían haber capeado, pero juntos es la tormenta perfecta», declaró.