Según la reconstrucción policial de los hechos, la inglesa Ivonne O' Brien, asesinada el 29 de agosto de 1999, y su asesino llegaron juntos al chalet de la calle Teodor Canet del Port d' Alcúdia y, tras haber consumido una cantidad importante de alcohol y drogas, comenzaron una serie de juegos sexuales. En un momento dado, el asesino le anudó el cable de la televisión al cuello, ella se asustó e intentó desprenderse de él pero ya fue demasiado tarde, porque el criminal le asestó varias puñaladas en el cuello. La mujer falleció desangrada en la cama. A continuación, el asesino inició una sádica y espeluznante orgía. Con un cuchillo le arrancó la mandíbula inferior, que se llevó con él al huir de la casa, le abrió el vientre y le sacó las tripas y le colocó un revólver simulado en la vagina. En las paredes de la casa aparecieron las palabras "Paz, sexo y amor" pintadas con la sangre de la fallecida.

Lo complejo del crimen y toda la parnafernalia posterior demostraban que no fue fruto de la improvisación, sino que el perturbado sabía lo que hacía y lo tenía todo pensado, por lo que presumiblemente había escogido a la víctima al ser una presa fácil, ya que vivía sola y era alcohólica. Además se descartó que el móvil del asesinato fuese el robo porque no se produjo ninguna sustracción.

Amenazas anteriores
Posteriormente, se supo que Ivonne recibió antes de morir cartas amenazantes escritas en inglés en las que, al parecer, le comunicaban el "fatal" final y que la Guardia Civil investigó. La Benemérita interrogó sin éxito a varios pescadores de la zona, al pensar que el asesino pertenecía a este gremio. También interrogó a varios hombres que habían mantenido relaciones sexuales con la víctima. Uno de ellos fue señalado con el dedo por un diario británico como el asesino. Antonio Ensenyat, apodado "Puput", amigo de Ivonne, hizo unas declaraciones a unos periodistas ingleses sobre ella. El titular que apareció al día siguiente fue "Confieso: yo quería estrangularla", pero, según él, nunca hizo esas declaraciones.

Los investigadores contaron con la colaboración de expertos en crímenes para adentrarse en el perfil del psicópata. Hubo una serie de sospechosos: un marroquí, un mallorquín que después murió y el principal: Gaston Biewr, un luxemburgués que había estado en un psiquiátrico y era amigo de Yvonne. Finalmente se fueron descartando por falta de pruebas. A principios de este año, la Interpol informó a las Fuerzas de Seguridad de la existencia de un nuevo sospechoso del crimen. Se trataría de una persona de su entorno más cercano. También en febrero de este año se encontró una mandíbula humana en la playa de Muro que podría corresponder a la inglesa y que podría dar un giro a la investigación.