El terremoto de 7'6 grados en la escala de Richter que azotó el pasado sábado a El Salvador está causando importantes secuelas en la salud física y emocional de este país de seis millones de habitantes, advierten los especialistas. La Organización Panamericana ¡e la Salud (OPS) advierte que El Salvador vive una situación sanitaria «delicada y crítica» debido a la falta de recursos médicos para atender la emergencia actual, cuyo recuento deja un saldo de casi 700 muertos, 45.000 damnificados y más de 45.000 viviendas destruidas.

El fuerte temblor ha dejado destrozos en edificios públicos, escuelas, puentes, residenciales y compañías privadas de todo el país, donde muchos de los accesos a agua limpia han quedado destruidos. La OPS he hecho pública su preocupación por mantener la limpieza en los albergues y ha señalado la necesidad de crear letrinas y desagües apropiados.

Este organismo internacional informa que seis hospitales de El Salvador han sido evacuados por lo que se «requiere de medidas rápidas para recuperar la oferta y brindar los servicios normales a la población general». Muchos de los pacientes que requieren de cuidados médicos son atendidos en las afueras de los hospitales en condiciones «precarias». Las 2.021 camas visitadas por los especialistas de la OPS, que representan un 43 por ciento del total disponible en El Salvador, están fuera de servicio.