Los médicos forenses que testificaron ayer en el juicio contra P.D.C., un hombre de 47 años acusado de agredir sexualmente a la hija de su compañera sentimental, aseguraron que la niña no miente y vaticinaron que tendrá secuelas muy graves por estos hechos. Los peritos indicaron también que el procesado es una persona normal, aunque sufre crisis de epilepsia.

En una declaración, el acusado explicó que, el día de autos, la niña, que entonces tenía diez años, le había pedido que jugaran a darse besos, y después le había dicho que quería sentir «lo mismo que su madre hacía con él». El hombre señaló a la policía en su momento que la pequeña dormía con él y con su pareja en la misma cama, y que estaba presente cuando ellos mantenían relaciones sexuales. La acusación pública mantuvo su petición de ocho años de cárcel para el acusado y afirmó que P.D.C. se aprovechó de que la madre de la niña estaba ingresada en el Hospital Psiquiátrico.