La familia de la mujer que dijo haber sido violada en un estudio de la Torre del Canónigo, en Dalt Vila, por un amigo de su novio en octubre de 1994 ha alegado ante la Audiencia Provincial no saber nada desde hace años del paradero de esta persona, supuestamente residente en Barcelona. El tribunal, que el pasado lunes decidió aplazar la causa por su incomparecencia, decidió continuar con una causa que ya dura siete años. El testimonio de la supuesta víctima fue leído en la sala a petición del fiscal, quien consideró oportuno en su informe final mantener la petición de doce años de cárcel para el sospechoso. La defensa, por contra, consideró su testimonio, recopilado durante distintas declaraciones, como «plagado de contradicciones» y atribuyó la denuncia a un simple «ajuste de cuentas» de la mujer.

Se apoyó en la ausencia de lesiones que evidenciaran un forzamiento y el estado de enfado no propio de la situación depresiva tras una violación. Según esta parte, ello ocurrió llanamente después de que el hombre que reconoció haberse metido bebido con ella en la cama le explicara que lo había hecho al no tener ningún sitio para dormir toda vez que su amigo -novio de la denunciante le pidiera las llaves de su propio apartamento al conocer en el sitio en el que trabajaba (la discoteca «Pachá») a otra chica. La presunta víctima manifestó en la fase de instrucción haber regresado al día siguiente a Barcelona por temor al acusado y «a la mafia de la droga que funciona dentro de la discoteca».

Dijo que notó como un hombre entraba en su cama sin hacer ruido y con las luces apagadas, como hacía el joven con el que tenía una relación desde hace un mes. Instantes después -y siempre según su versión- notó una presión muy fuerte encima a la que siguió la penetración. Luego, pudo huir a la cocina y coger un cuchillo para defenderse. Logró marcharse llevándose el DNI del supuesto agresor al que denunció.