La Policía excluyó la participación en la matanza de Erfurt de un cómplice, tras las declaraciones de algunos testigos que aseguraron haber visto a una segunda persona junto a Robert Steinhaeuser, el joven asesino de 19 años, según declaró ayer el jefe de la Policía de Erfurt, Rainer Grube. Los agentes, que no encontraron huellas de un segundo agresor en el centro, no excluyeron su existencia a la espera de los resultados de las autopsias de los cuerpos de las víctimas.

Las pesquisas demuestran que los dos alumnos fueron asesinados por error al ser alcanzados por balas que se desviaron cuando se encontraban detrás de la puerta cerrada por el asesino para acabar con la vida de un profesor, dijo Grube. Por otro lado, los padres del asesino, interrogados por la Policía, no sabían que su hijo había sido expulsado del instituto el pasado mes de febrero por faltas injustificadas. El mismo día de la tragedia les dijo que iba al instituto para hacer un examen. La sociedad alemana ha quedado muy afectada por lo sucedido en Erfurt. Así, las peticiones para el endurecimiento de la legislación sobre la posesión de armas se multiplican en Alemania tras el múltiple asesinato.

El presidente de la región de Thuringe, cuya capital es Erfurt, Bernhard Vogel, solicitó una revisión de la ley sobre armas, asegurando que las asociaciones de tiro «no deberían entrenar a sus miembros para ser asesinos preparados». Asimismo, el día de la tragedia la Cámara Baja del Parlamento alemán aprobó una ley para reforzar la legislación de posesión de armas. «A pesar de los 'lobbies' de los que poseen armas y de los clubes de tiro, la política tiene que comprobar de nuevo si la legislación es suficiente», aseguró el diputado de Los Verdes Volker Beck, en relación al peligro de permitir a los jóvenes la posesión de armas. «El Estado tiene que impedir que circule esta cantidad de armas, que deberían ser utilizadas únicamente bajo el estricto control de las asociaciones de tiro», señaló el director de la Iglesia Evangélica alemana, Kock.