El juzgado contemplará, dentro de la instrucción que se va a llevar cabo por el crimen de Antonio Navarro, el inválido muerto la semana pasada tras ser arrojado con su silla de ruedas por un acantilado en s'Illa Plana, distintas pruebas encaminadas para esclarecer cómo y en qué estado se hallaba cuando se produjo lo que se presupone un asesinato. Los indicios recogidos durante la investigación apuntan a que El Antón pudo ser arrojado al vacío cuando éste se hallaba muy bebido. Ello añade la complicación a dilucidar de si ello fue un hecho alentado por la persona que le mató y si en este mismo hecho pudo haber alguna premeditación.

El hasta ahora único sospechoso del crimen, Francisco M.M., ahora preso en régimen de preventivo después de que la policía le detuviera y le pusiera a disposición judicial, fue visto en un bar de la Avenida Santa Eulària, lugar donde según recogió la policía se produjo la fuerte discusión entre ambos que siguió luego a su violenta muerte. Comisaría informó oficialmente que ambos estuvieron en este establecimiento durante unos 30 minutos y que el altercado que protagonizaron no pasó desapercibido a la clientela. Nuevos datos han permitido conocer ahora que los dos dieron muestras de hallarse presumiblemente ya entonces bajo los efectos del alcohol.

Antonio Navarro fue recogido en la Marina, cerca de sa Penya, sobre las nueve de la noche. Se calcula que dos horas después fue lanzado. Estas dos horas median entre el recorrido que presuntamente Francisco M.M. hizo con él por la zona portuaria y el paseo Juan Carlos I, tras su paso por un último bar, antes de una posible y última discusión al borde del acantilado de s'Illa Plana donde vivo fue lanzado por el precipicio al negarse a entregar voluntariamente el dinero que llevaba a su asesino.