La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a un año y medio de prisión a un joven que, en 2000, cuando jugaba un partido de fútbol sala en la localidad madrileña de Leganés propinó un puñetazo en la cara a un jugador del equipo contrario, quien resultó con pérdida de visión del ojo derecho. Así lo acuerda la Audiencia en una sentencia, que establece que el procesado, Marcos E., de 23 años, es autor de un delito de lesiones y debe indemnizar a la víctima con 51.132 euros. El Tribunal le aplica las circunstancias atenuantes de confesión y arrebato, ya que, según afirma respecto a ésta última, su conducta debe valorarse «desde la realidad sociológica del fútbol».