Los socorristas sólo encuentran cadáveres bajo las ruinas de la capital argelina.

Las esperanzas de hallar seres con vida entre los escombros más de cien horas después del violento terremoto que azotó Argel y su región han desaparecido, mientras algunos equipos de socorristas extranjeros decidieron marcharse al considerar que debe comenzar la fase de retirada de cascotes.

El centro de coordinación de la ayuda internacional instalado en el aeropuerto de Argel desmintió que se hubiera solicitado a los equipos extranjeros que regresen a su país, tal y como había anunciado una emisora de radio británica. «No hay tal consigna, y lo único que está previsto mañana es la repatriación de equipos extranjeros que ya no son necesarios, entre ellos uno de sanitarios españoles», señaló un portavoz del centro.

Miles de socorristas, argelinos y de otras nacionalidades, continuaban ayer extrayendo cadáveres y removiendo escombros en las regiones de Bumerdés y Argel, las más afectadas por el seísmo del miércoles. La noche pasada se rebasó la frontera de los 2.000 muertos, cifra ofrecida en el último informe oficial provisional, en el que se indica que los heridos son más de 8.000. Tales cifras se incrementarán presumiblemente en las próximas horas ya que cientos de personas siguen desaparecidas y se tiene la certeza de que continúan enterradas entre los escombros de sus viviendas. Al menos 100 edificios de viviendas y más de 500 chalés quedaron destruidos por completo en un área de 100 kilómetros cuadrados al este de Argel.

«Debemos ser realistas y honestos con nuestros compatriotas porque hallaremos, desgraciadamente, otras víctimas bajo los escombros», declaró el primer ministro Ahmed Uyahia, preparando a la opinión pública para un resultado mucho más aterrador que el dado hasta ahora. A medida que pasan las horas, las esperanzas disminuyen considerablemente.