Un joven de Santa Eulària se tuvo que sentar ayer en el banquillo acusado de provocar daños en un moto de la Policía Local cuando durante la huelga general del 20 de junio de 2002 los piquetes recorrían las principales calles de esta ciudad para conminar a los propietarios de los comercios a que cerraran sus puertas. El acusado, que negó cualquier relación con todos estos hechos, se enfrenta al pago de una cantidad que supera los 7.000 euros, entre multa e indemnización por los daños que se le atribuyen.

Dicha cantidad sólo es requerida por el Ayuntamiento de Santa Eulària [como acusación particular] ya que el ministerio público, ante las dudas suscitadas durante la vista por la declaración de los testigos, decidió retirar los cargos y solicitar la absolución para el sospechoso.

La causa se inició después de que la empleada de una tienda ubicada frente al retén de la Policía Local (cerrada mientras pasaban los piquetes) informara a los agentes que había visto como una persona lanzó una patada contra uno de los ciclomotores que este cuerpo tenía estacionado en el vado municipal.

Los agentes posteriormente localizaron al sospechoso, quien aseguró que durante las horas en las que los piquetes recorrían las calles de Santa Eulària él estuvo en un bar acompañado de unos amigos. «No me puedo olvidar de ese día por el disgusto que se llevó mi madre cuando me llamó para decirme que en casa estaba la policía buscándome», dijo.