Al menos media docena de sentencias condenatorias se han dictado este año en Eivissa por delitos tipificados de incendio forestal por imprudencia grave. Dichas condenas han conllevado para los responsables de estos incendios penas de prisión y multas, así como la obligatoriedad de indemnizar económicamente a los perjudicados.

El último caso que ha resuelto un juzgado de Eivissa, en este caso el número 2 de Instrucción, se ha saldado con una pena de cuatro meses de cárcel y una multa de 720 euros. La pena de prisión se reduce en un tercio al haber reconocido los hechos y colaborado la acusada, una mujer de 36 años que organizó el pasado 21 de agosto una barbacoa con un grupo de amigos en un paraje conocido como Sa Vinya Llarga, en la zona de San Rafel.

El suceso ocurrió sobre las tres de la tarde y pudo ser controlado y extinguido rápidamente gracias a la intervención de los bomberos y de los medios aéreos en un momento de máximo riesgo. Las llamas, sin embargo, calcinaron una extensión próxima a los 4.500 metros cuadrados. El fuego, iniciado en un terreno agrícola, pudo ser combatido justo en el mismo momento en que comenzaban a arder las copas de los árboles de la principal zona de masas forestal que hay en el citado paraje.

Las descargas que realizaron la avioneta y el helicóptero, la cercanía del lugar con el Parque Insular y que la carretera actuara de cortafuegos impidió una desgracia mayor.

Las propias personas que participaban en la barbacoa dieron aviso del incendio. Todos ellos esperaron a que llegara la Guardia Civil y una mujer se reconoció como única responsable de lo sucedido, así como del incumplimiento de la normativa que impedía hacer fuegos. Ello permitió que una vez instruida la causa y cuantificados los daños, se pudiera llegar a un acuerdo judicial para que no fuera necesario celebrar un juicio. El propietario de los terrenos afectados, por su parte, comunicó en el juzgado que renunciaba a toda indemnización.