La jueza Martina Rodríguez ha resuelto con una condena de tres años de prisión el caso del joven ibicenco de 26 años que el pasado 28 de marzo malhirió a su ex pareja al golpearla brutalmente en la cabeza en presencia de la hija de ambos, de 5 años, tras irrumpir en su domicilio de la calle Galicia y cuando ambas se hallaban en la cama. Como arma utilizó la pata de plástico de un pupitre de juegos de la pequeña.

El sospechoso, como ya adelantó este periódico, fue detenido en el hospital por la policía después de que él mismo hubiera llevado a la mujer a Can Misses, centro donde la pequeña también tuvo que ser atendida de una crisis de ansiedad.

En la sentencia, por la que se le imponen al acusado, D.B.F., dos años por un delito de maltrato habitual y otro por el de lesiones, se recoge como probado que la afectada sufrió varios episodios de violencia doméstica en su relación y que éstos, en la mayoría de los casos, vinieron motivados por los celos.

Es más, la magistrada, que considera que la víctima vivía en un «estado de agresión permanente», valora que el propio acusado señaló haber actuado al detectar olor a otro hombre en la casa de la mujer que había roto con él su relación hacía una semana. «El acusado habla de que no podía soportar el olor a hombre que desprendía la casa, el olor a perfume de otro hombre que desprendía su pareja y el olor también a hombre que había en la cama», explica la sentencia. A este argumento antecede el hecho de que el sospechoso «reconoce siempre unos extremados celos y actúa siempre pensando que la mujer tiene relaciones con otros hombres». D.B.F. tampoco podrá acercarse y comunicar con su ex pareja en un plazo de seis años y deberá indemnizarla por una agresión en la cabeza que ocasionó una herida de cinco centímetros.