El asalto a la mansión de los Thyssen en Cap Martinet sigue siendo hoy un día un caso abierto. Año y medio después de que un supuesto grupo de ladrones desvalijara una casa que es ahora propiedad de Borja Thyssen y de su mujer Blanca Cuesta las investigaciones siguen abiertas, aunque, según ha podido averiguar este periódico, un joven de Sevilla tuvo que comparecer en un juzgado andaluz meses atrás después de que la Guardia Civil lo detuviera como sospechoso de haber participado en este asalto. El juez sobreseyó las actuaciones que se hicieron con él al descubrirse posteriormente que muy probablemente su conexión con el robo fue coyuntural.

La detención de dicha persona, un joven acomodado que en 2006 pasó varios días de vacaciones en la isla, tuvo lugar después de que la Guardia Civil siguiera una pista con uno de los móviles que fueron sustraídos de la mansión, botín que también incluyó diversas piezas de coleccionista, joyas y relojes de alto valor. El propio Borja Thyssen denunció durante los primeros compases de la investigación que el valor de lo robado se aproximaba a los 600.000 euros, cifra que posteriormente, al parecer él mismo, rebajó. El robo se perpertró cuando no había nadie en la casa.

El sospechoso andaluz fue localizado y apresado en Sevilla después de que se le identificara como supuesto usuario de este teléfono, hecho por el que la Guardia Civil puso a dicha persona ante la autoridad judicial.

Ésta explicó sin contemplaciones y titubeos que se había quedado con dicho teléfono después de habérselo encontrado abandonado o perdido una noche en una discoteca de la carretera de Sant Antoni que había decidido visitar con un grupo de amigos.

El juez Juan Carlos Torres, titular del juzgado de Instrucción número 1 de Eivissa y responsable de esta causa, terminó sobreseyendo las diligencias contra esta persona después de que nuevas indagaciones de la Policía Judicial no hallaran nuevos nexos de unión o indicios que pudieran desacreditar directamente la versión dada por el joven andaluz, persona que, asimismo, carecía de antecedentes, tenía sus propios medios de vida y no se le conocían relaciones con grupos delictivos.