«Estaba muy alterada por la medicación y me alteré mucho cuando vi que me habían cambiado el ginecólogo. Si mordí a un policía fue en un acto reflejo de defensa porque me estaba estrangulando y si dije que iba a quemar el hospital con todos los médicos dentro fue cuando me llevaban atada en una camilla. No recuerdo bien todo lo que dije». Esta fue la defensa que hizo ayer de su caso una residente de nacionalidad holandesa que ayer tuvo que comparecer en el juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa acusada de atentado después de supuestamente protagonizara el pasado 24 de octubre un grave altercado en Can Misses.

El fiscal, al acabar el juicio, pidió para la acusada una condena de un año de prisión, así como sendas multas de 480 euros por falta de lesiones. Asimismo, demandó que la mujer indemnizara al agente afectado por 500 euros. La defensa, por su parte, calificó de «desproporcionada» la acción policial y pidió la absolución.

El arresto de dicha persona fue especialmente complicado, según relataron los agentes que participaron en el arresto apoyados por un vigilante de seguridad. «Hasta diez personas fueron necesarias en el boxer para poder ponerle una inyección tranquilizante», resaltó la agente del Cuerpo Nacional de Policía que intervino de este servicio.

El otro agente implicado en el caso, a su vez, afirmó que fue la sospechosa la que se abalanzó directamente sobre él y la que le mordió en una mano que llevaba enguantada diciéndole que le iba a «pasar el sida», amenaza que, según él, repitió luego en Comisaría. «Cuando llegamos al centro un médico nos dijo que la mujer estaba muy nerviosa y que había amenazado varias veces por incendiar el hospital. Mi compañera se dirigió a ella y se lo intentó explicar bien, pero no hubo manera», añadió este policía, persona que acabó con la camisa y la cremallera del pantalón rota. «Me mordió no sólo en la mano, sino también en las piernas y hasta en las botas. Se levantó de la silla ya mordiéndome. Incluso me espetó: 'No me toques con esos guantes de cuero, cerdo'». El agente destacó, por último, que se empleó para reducirla «la fuerza justa y necesaria».