Creía que iba a hacer un simple trabajo de posado y acabó borracha y drogada en un sótano de Sant Antoni, participando en un extraño experimento para medir la cantidad de orina y teniendo sexo con la fotógrafa que la contrató y con otro individuo que formaba parte del equipo. La afectada, una modelo argentina de 30 años, tras verse defrauda por no haber cobrado el dinero que le prometieron, al parecer cien euros, interpuso una denuncia en Comisaría. El caso ha pasado ahora a la Guardia Civil por haber ocurrido estos hechos en su demarcación.

La perjudicada relató en esta denuncia, cuyo contenido ha trascendido ahora, que, tras un anuncio de prensa, contactó con una fotógrafo que le invitó a hacer unos posados en una inmueble de Sant Antoni. Tras una sesión de fotos desnudas en un psicodélico lugar, le dijeron valer para el trabajo, le explicaron que necesitaban dos sesiones más con ella y su conformidad para colaborar en un proyecto de detección de orina.

Antes de regresar a la casa le rogaron que se bebiera cuatro cervezas de la marca Heineken. Al llegar a la nueva sesión y someterse a una supuesta prueba de alcoholemia, se encontró con que la fotógrafo recibía instrucciones de otra persona a través de un pinganillo que llevaba en la oreja. Ésta le señaló que no había superado la prueba de alcohol y que era necesario que tomara dos cervezas más, acompañadas de otros tantos chupitos. Todo ello ocurría mientras la modelo, siempre según su relato, cuando colaboraba en el citado experimento, misión para la que tuvo que aceptar que le llenaran la cabeza de cables.

Fue entonces cuando la mujer perdió por primera vez el conocimiento. Al despertar, se encontró con que un hombre tenía las manos puestas en su vagina y le explicaba que sufría una infección por la que debía someterse a una revisión médica, consulta que ellos estaban dispuestos a pagar. Luego volvió a despertar. Ésta vez tenía a la fotógrafo encima mientras le hacía un 69, al tiempo que el hombre le pedía que participara más activamente, incluso rogándole que le hiciera a él también una felación. Al concluir, y «cansada», le dieron 25 euros a cuenta para el taxi. Denuncia que no volvieron a llamarla ni a contar con ella.