Los 83 pasajeros que viajaban a bordo del Isla de Botafoc de Baleària de Eivissa a Palma tuvieron que soportar once horas de retraso, buena parte de las cuales las pasaron en la bocana del puerto de la capital balear a la espera de que reabriera, ya que se había cerrado a causa del viento, informaron ayer fuentes de la naviera.

El viento destroza varios árboles en el noreste de la isla

El Isla de Botafoc, que realizaba la ruta Denia-Eivissa-Palma, debería haber amarrado en la capital balear a las seis de la madrugada, pero no lo hizo hasta las cinco de la tarde, cuando amainó el viento y Autoritat Portuària decidió reabrirlo. La naviera, en compensación, les ofreció la comida gratis a los sufridos pasajeros, informaron desde Baleària. Este nuevo retraso ha obligado a la compañía a reestructurar sus horarios. La Direcció General d'Emergències había decretado el índice de gravedad cero, que fue sustituido por el IG1 al agravarse las condiciones.

El fuerte viento que sopló en la noche del sábado al domingo destrozó numerosos árboles de la isla, sobre todo en la zona noreste y también en Vila. La Policía Local de Santa Eulària y los bomberos del Consell d'Eivissa tuvieron que retirar varios árboles caídos que cortaban caminos. Al menos ocurrió en Santa Gertrudis, en Pont de Sa Llosa, donde hubo que regular la circulación mientras se retiraba el árbol, junto al hotel Tres Torres, en la zona del Paseo Marítimo de Santa Eulària, y en Sant Miquel, como se aprecia en la imagen. No se produjeron más incidentes destacados a pesar de las fortísimas rachas de viento que azotaron la isla entre las dos y las cinco de la madrugada. Tampoco en la bahía de Portmany se hundió ninguno de los barcos abandonados, ni siquiera se llegaron a soltar de sus amarras, ahora reforzadas tras la ocurrido el miércoles.