«No tenía dónde irme a vivir y por eso terminé aceptando un permiso sin licencia». «Nos creímos su palabra. Nos dijo que lo que ponía el contrato era pura parafernalia a la que les obligaba la ley, que en dos meses estaría todo solucionado y nosotros dentro».

Son testimonios de dos de los afectados por una venta de pisos que se llevó entre 2003 y 2004 en Can Rimbaus, en Jesús, y en la que supuestamente se entregaron 24.000 euros de entrada para unas casas que habían sido construida sin licencia. El promotor de estas viviendas , un inmueble de cuatro plantas, fue juzgado ayer por la Audiencia Provincial en Eivissa como presunto autor de un delito de estafa. El acusado, para quien el fiscal pedía cinco años de prisión y multa de 18.000 euros, manifestó que siempre quiso llegar a un acuerdo con los afectados pero que éstos terminaron «colándose» en las viviendas después de que les prestara las llaves de las casas para que pudieran ir metiendo muebles y acondicionando los domicilios.

Según el escrito fiscal, el acusado, administrador único de la empresa Promociones Fontalba Casado, pese a todo, concluyó la obra. Todo ello, aprovechando que el Ayuntamiento le permitió vulnerar un precinto para retirar la maquinaria. En 2005, el constructor realizó un requerimiento notarial a los compradores para explicarle los problemas que había con el edificio y llegar aun acuerdo. «Dos años después de ir a su casa con el dinero, sin luz y con el enganche de agua, que salía cuando quería, recibí me llegó un acta notarial con la orden de que nos teníamos que ir. Estuve un año viviendo allí pero no lo pude soportar más y me fui. Devolver el dinero no servía para nada porque el daño estaba hecho y las casas valían más», explicó otro de los denunciantes. «Nosotros queríamos las viviendas» añadió otro.