El acusado se hallaba preso a la espera de ser entregado a la Audiencia Nacional para determinar si se le extradita.

Reclamado por Austria, país donde se le conocen al menos tres identidades distintas, condenado a dos años y dos meses de cárcel por un fraude en Eivissa con un barco y ahora a la espera de saber si el juez le impone otra condena de un año de cárcel por hacer negocios con un coche robado de alta gama en un almacén colindante con el circuito Ricardo Tormo de Cheste (Valencia).

Esta es la situación de quien ayer dijo llamarse Marco W., un italiano que tuvo ayer que sentarse en el banquillo junto con su antiguo chofer, un rumano que supuestamente le presentó en Valencia a un importador de coches de lujo y que terminó siendo realmente un comerciante que trataba con vehículos robados. El fiscal pide también un año de cárcel por receptación para este sospechoso, persona que ahora trabaja de «encargado» para un club de alterne de Talamanca y quien ante la responsable del juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa defendió estar siendo víctima de una posible venganza por haber tenido supuestamente relaciones con la mujer del otro acusado.

Marco W. fue detenido en Eivissa en marzo de este año cuando fue sorprendido con un Audi A7 sustraído en noviembre en Cheste junto con otros coches sin matricular y que ahora exhibía placa italiana. Su arresto vino seguido de una cadena de acontecimientos. Se descubrió que las autoridades italianas lo buscaban por presuntas operaciones comerciales irregulares efectuadas con nombres falsos y que en Eivissa había vendido por 7.000 euros un embarcación Warlock sin haberla pagado todo el precio convenido (20.000 euros) a un residente alemán.

El barco apareció en una nave de Sant Carles mientras se realizaban nuevas averiguaciones policiales para aclarar si Marco W., además, se había marchado del Hotel Pachá dejando una cuenta sin pagar de 12.000 euros tras hacer uso de una suite y hacer uso para sus desplazamientos de un Hammer. La empresa propietaria del hotel, sin embargo, finalmente no presentó ninguna denuncia por esta cuestión. Marco W. reconoció en el juzgado la estafa con el barco pero dijo que desconocía que el coche era robado. «Si fui con él a Comisaría y a la Guardia Civil. No sabía nada, creí que venía de un concesionario italiano», dijo en su juicio.