La Guardia Civil de Tráfico investigó este accidente, ocurrido el pasado 15 de junio en la carretera de Cala Llonga.

El fiscal calificó ayer de «intolerable» lo que ocurrió a primera hora de la noche del pasado 15 de junio en la carretera de Cala Llonga cuando un conductor y su novia huyeron después de dejar a pocos metros de su BMW el cuerpo ya sin vida de Antonio Torres, un joven de 17 años cuyo ciclomotor fue presuntamente embestido por el coche del sospechoso. Dicho vehículo supuestamente invadió el carril contrario al tomar una curva de visibilidad reducida a gran velocidad cuando el la máxima permitida fue de 50 km/h.

El acusado, un residente marroquí que debía haber sido expulsado en 2005 y que ahora está preso, fue visto corriendo campo a través tras abandonar su coche, completamente destrozado, y ni siquiera ver qué le había ocurrido al motorista con el que presuntamente chocó. Un día después se entregó a la Guardia Civil después de que fuera localizado telefónicamente y conminado a entregarse.

«Me fui porque tuve miedo. En Marruecos ha habido accidentes y han matado al conductor. Me asusté cuando vi parar a varios coches y empezar a salir gente. Además, temía que si me cogía la policía me expulsaran», explicó ayer el acusado ante la responsables del juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa.

M.B., quien se enfrenta a seis años y medio de cárcel pedidos por la acusación particular (cuatro y medio por homicidio y dos más por omisión del deber de socorro frente a los tres solicitados por el ministerio público) echó la culpa a la víctima, a la que atribuyó haberse saltado un stop en el cruce del Camí Vell de Sant Mateu. Añadió que fue entonces cuando notó un choque frontolateral.

Tanto el fiscal como la acusación particular no creyeron sus explicaciones y, por la gravedad del suceso, solicitaron que M.B. cumpliera íntegramente su condena antes de cualquier medida de repatriación de la que se pudiera beneficiar.

Un agente de la Guardia Civil de Tráfico que investigó el caso definió como «técnicamente imposible» que ocurriera la versión dada por el acusado. Para la investigación del accidente, el único responsable del siniestro fue el conductor del BMW, un coche que, asimismo, circulaba sin seguro y que, según el sospechoso, había sido adquirido pocos días antes.

Es más, el conductor acusado de homicidio imprudente dijo que el coche se detuvo inmediatamente tras el golpe, una posibilidad que negó el guardia civil. «El coche estaba a 45 metros del impacto y descubrimos un reguero de líquido que corría a 35 metro. Ello da igual de su velocidad. Asimismo, los daños en el capó demuestran que la colisión fue completamente frontal. De hecho, todo se confirmó al hallar la matrícula y ver que esta totalmente doblada y en forma de uve. El BMW debió sobrepasar una línea continua e ir a más velocidad de la permitida», concluyó el guardia civil.