El denunciado y el denunciante tienen varias causas en los juzgados de Eivissa.

«Desde el capó le reconocí. Le ví con cara de loco, con la lengua fuera. A este señor lo debe ver un psiquiatra o un especilista». De socios a enemigos. Así ha acabado la relación entre dos médicos que montaron un consultorio en Cala de Bou y que ayer volvieron a verse las caras en el juzgado después de que uno de ellos acusara al otro de intentar atropellarle «derrapando» con un coche en un suceso supuestamente ocurrido en la calle Coruña en enero de 2007 cuando el afectado iba con una amiga (su actual secretaria) y su perro. Según éste, además dicha persona le acosaba y fue expresamente a buscarle.

El sospechoso, que se enfrenta a tres años y medio de cárcel, por su parte, aseguró en su juicio que él fue la víctima después de que su ex socio le viera y se abalanzara sobre su coche, causando daños al vehículo tras golpearlo repetidas veces con sus piernas.

El denunciante, de hecho, afirmó que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente posteriormente tras haberse sufrido una rotura de menisco como consecuencia de lo que él sugirió como un intento por quedarse con todo el negocio médico que ambos habían montado.

«Si hay un socio muerto, el otro se queda con todas las participaciones de una empresa con un patrimonio de cuatro millones de euros. Me arrastró durante diez metros tras el choque», afirmó. La Guardia Civil, sin embargo, no halló daños en la carrocería del vehículo.

Las desavenencias entre ambos médicos tiene su origen en noviembre de 2006 cuando, consumada la separación matrimonial del denunciante, su mujer, según éste, le ofreció a su socio las acciones de la sociedad médica para «hacerme daño». A todo ello se unió las múltiples denuncias que su ex pareja presentó contra él por asuntos de maltrato, una de las cuales fructificó con una condena de cárcel. «Se quedó en la calle», explicó la mujer que le acompañaba, persona que además también trabajaba con el acusado como secretaria y con quien también litiga en el juzgado de lo social.

Se da la circunstancia de que el acusado, a su vez, fue condenado recientemente a pagar cerca de 10.000 euros por injurias a un empresario de las ambulancias, rival suyo en el sector, al que atribuyó una falsa tuberculosis.