Una valla cayó al mediodía de ayer sobre varios coches que había estacionados frente a este edificio ubicado a la salida de Eivissa en la carretera de Sant Antoni.

J.J.M./S.P.

El viento fue dueño y señor ayer en las Pitiüses. Las emergencias se vieron desbordadas por la infinidad de servicios que tuvieron que cubrir en todos los municipios. A las nueve de la noche, el 112 había canalizado 54 incidentes, una cifra que se multiplicaba si se atendían todas las llamadas recibidas por los bomberos y las policías locales, auxiliados por voluntarios de Protección Civil y los forestales del Ibanat. Rachas de más de 100 km/h, como estaba previsto, causaron no sólo problemas en las comunicaciones entre las Islas y la Península sino también situaciones caóticas en las carreteras y en los núcleos urbanos. Los partes meteorológicos, tras declararse la alerta Naranja en todo Balears, apuntaban a que el vendaval no cejaría en su fuerza hasta las seis de la tarde de hoy. Al cierre de esta edición, no había que lamentar víctimas aunque sí numerosos daños materiales. Los bomberos habían contabilizado 92 salidas de que el viento hizo acto de presencia anteayer tarde.

La mayor parte de las incidencias se refirieron a árboles y postes de luz y telefonía caídos, así como a letreros de comercios y vallas publicitarias arrancadas, al igual que desperfectos en ventanas y fachadas. Uno de los sucesos más significativos fue el desprendimiento de un tejado de una nave industrial en un polígono de Sant Josep, estructura que impactó contra una casa.

Vallas arrastradas

Las emergencias también tuvieron que desplazarse a un sinfín de obras al soltarse vallas de seguridad y otros elementos de construcción, como chapados, así como por la proliferación de contenedores de basura arrastrados a las vías urbanas. Salvamento Marítimo no tuvo que auxiliar a nadie en el mar pero la bahía de Portmany volvió a convertirse en un lugar desolador. Cerca de una treintena de embarcaciones quedaron encalladas al soltarse o no resistir sus anclajes de sus zonas de fondeo y seis más se hundieron. Las últimas 24 horas también se saldaron con pequeños incendios en transformadores y repetidores.

El temporal también causó más de un disgusto a los propietarios de vehículos y casas de los diferentes municipios. Todas las policías locales informaron de casos de vehículos estacionados afectados por la caída de árboles o de otros golpeados por ramas o por elementos del mobiliario urbano que quedaron sueltos. Un hecho muy llamativo fue el cartel que cayó sobre varios coches aparcados en Can Negre, junto a la carretera de Sant Antoni. En Roca Llisa, un árbol cayó sobre una casa desocupada y junto al cruce de la Ponderosa, un trozo de molino alcanzó a otro domicilio. La rapidez con la que se actuó evitó otros incidentes. En Santa Antoni, por ejemplo se tomaron medidas para impedir que volara el techo de la carpa del Passeig de ses Fons y también se llegó a tiempo para evitar que se precipitara desde un quinto piso un rótulo del hotel Tropical de la calle Cervantes.