Los dos ladrones del atraco a la panadería de Santa Gertrudis se equivocaron presumiblemente de puerta. La investigación baraja la posibilidad de que el encapuchado que irrumpió en este establecimiento, mientras su compinche le esperaba en el exterior en un coche, quisiera realmente robar en el supermercado colindante al otro local.

La propia empleada que se encontró con esta difícil situación también interpeló al atracador recordándole que su botín no podía ser muy grande porque había entrado en una panadería. Éste, como se informó ayer, apenas superó los 30 euros.

Según la información recogida por este periódico, el sospechoso, provisto de un pasamontañas y armado con una pistola que posiblemente fuera de fogueo o simulada, se mostró especialmente agresivo cuando tras exigir el dinero y recibir tan poca cantidad creyó que estaba siendo engañado.

Enfado

El ladrón, que en un principio encañonó y agarró a una de las cinco personas que estaban en la tienda esperando su turno para comprar, dio varios golpes en el mostrador requiriendo en perfecto castellano que se le diera más dinero.

Los ladrones, sin embargo, tuvieron más suerte al huir. Varias fuentes conocedoras de lo sucedido explicaron que los ladrones detectaron la presencia de la Guardia Civil cuando se alejabaronn de Santa Gertrudis y logran eludir a una patrulla. La relación con este suceso no fue descubierta hasta minutos más tarde cuando el instituto armado, alertado por la alarma activada por la empleada del súper colindante y el aviso del 112, iniciaba las pesquisas para localizar un vehículo en el que pudieran ir los dos ladrones . Las patrullas, sin embargo, no pudieron localizarlos. Todo ello ocurrió poco después de las nueve de la noche cuando dotaciones de la Guardia Civil y la Policía Local de Santa Eulària se coordinaban en un operativo de búsqueda en los alrededores de Santa Gertrudis y que llevó a los agentes, incluso, a realizar actuaciones en la zona de Ca na Negreta.

Nadie resultó herido en el atraco, pero el choque emocional por lo sucedido fue bastante grande. La empleada más afectada necesitó varios minutos para poder recuperar el aliento y explicar lo que había ocurrido.