GUILLERMO ROMANÍ

Ernest De Longhi, el submarinista italiano accidentado ayer en aguas de es Vedrà, salió ayer del Hospital de Son Dureta y se esperaba que por la tarde noche llegara a Formentera. Submarinista profesional, De Longhi fue herido, no atacado, como en un principio se pensó, por un pez espada cuando al intentar capturarlo con su arpón, falló el disparo, hirió al pez y este se revolvió para intentar escaparse. El biólogo marino afincado en Formentera Manu San Félix explicaba ayer que, tras haber hablado telefónicamente con Ernest, éste le había confesado que «no erró el pez, erré yo».

Según las informaciones que Ernest facilitó a San Félix, estaba pescando en la zona de es Vedrà «y se encontró en superficie con un pez espada, él estaba buceando en apnea haciendo pesca submarina y lo estuvo observando durante un cierto tiempo, unos tres minutos, y el pez espada que estaría cazando en un banco de peces pequeños lo ignoró por completo, estaría distraído -dijo San Félix-, y por eso no huyó, por lo que Ernest, desde ese punto de vista es muy afortunado porque poder ver a un ejemplar así bajo el agua es dificilísimo porque si te ve sale escopeteado porque rehuye la presencia del hombre». Todo indica, según la versión que San Félix transmitió a raíz de la conversación con Ernest, que tras observarlo decidió intentar capturarlo pero erró el disparo y tratándose de un animal muy potente, calcula San Félix que mediría alrededor de 1,70 metros y pesaría más de 35 kilos. «Si disparas certero cobras la presa, pero si te equivocas, que es lo que pasó, el pez, prendido aún del arpón se debatió y defendió y le atravesó el muslo con su apéndice frontal». San Félix calificó el hecho de excepcional, ya que el pez espada huye si descubre la presencia del hombre, como mucho, recordó haber oído hablar de accidentes en almadrabas.