Patadas en el suelo, puñetazos y todo tipo de golpes tras verse rodeados y atacados por un numeroso grupo de personas relacionadas, al parecer, con los clanes de sa Penya. Así acabaron al menos tres agentes del Cuerpo Nacional de Policía que en la madrugada del pasado sábado, de paisano y fuera de servicio, se vieron implicados en una violenta reyerta al ir a entrar en un bar de Vila y verse de súbito rechazados por los clientes. Al menos uno de los policías tuvo que ser atendido de la fractura del tabique nasal y precisó puntos de sutura en un labio. Tres de los presuntos implicados, dos hermanos y un menor sobrino de éstos, fueron detenidos tras acudir en ayuda de sus compañeros varias unidades que esa noche patrullaban por las calles de Eivissa.

Según el atestado policial presentado en el juzgado de guardia, el incidente ocurrió sobre las dos y media de la madrugada en la misma entrada del bar Brujas de la calle Metge Villangomez.

Los policías fueron increpados nada más abrir la puerta del local después de que tantos los agentes como los clientes que supuestamente generaron el conflicto se reconocieran.

Cercados

El grupo en el que iban los agentes notaron -siempre según el informe policial- como tres de los sospechosos salían a la calle y les cerraba al paso. Al tiempo, éstos y otros individuos que había en el establecimiento comenzaron a insultarlos. En el atestado se recogen las siguientes frases: «Policías de mierda, hijos de puta, ¿qué hacéis aquí?; Os vamos a reventar; sin placas no sois nadie». Uno de los agentes recibió entonces de improviso un puñetazo en la cara que lo dejó completamente aturdido. Al caer la suelo, otro de los acusados lo pateó en las costillas. La refriega se endureció y las otras personas que no participaron en la pelea, lejos de intentar separar a los implicados, jalearon a los otros para darles ánimo. Los detenidos son A.N.M., S.N.M. y un sobrino de éstos.

Los policías se dieron cuenta enseguida de que no eran bien recibidos por las personas que en ese momento conformaban la clientela del local donde ocurrió todo. Según la información recogida por este periódico, uno de ellos llegó a decirles a los que iban a ser sus agresores. «Nos vamos, no queremos problemas» al tiempo que todo el grupo hizo ademán de marcharse. No sirvió para nada.