El Ministerio Público pide doce meses de prisión para un joven marroquí., M.R.H., al que se acusa por quebrantar la orden judicial de alejamiento que tiene respecto de su ex pareja y también de agredirla.

El acusado explicó a la juez que la joven que fue su pareja acudió a su casa y empezó a gritar para que éste le abriera la puerta, algo que él no quería hacer porque tiene una orden de alejamiento.

«Yo es que empiezo a gritar y no me controlo», reconoció después la denunciante, que en realidad, dijo que no quería denunciar, aunque lo hizo, según ella, porque de alguna manera se sintió obligada por el personal policial que le atendió.

La joven también admitió que fue ella la que acudió a la casa del acusado, que le llama por teléfono y que a veces tienen citas, pese a la orden de alejamiento.

Botón del pánico

El acusado dijo que finalmente abrió la puerta para que la joven dejara de gritar, pero que como seguía con las voces decidió taparle la boca con sus manos y entonces la mujer se mordió el labio.

Ella confirmó el relato del acusado, sólo que dijo que fue él quien la mordió, y añadió que cuando en el centro médico le preguntaron cómo se había hecho esa herida, dijo que había sido él.

En ese momento, dijo la supuesta víctima, el personal médico apretó el botón del pánico y se presentó una patrulla de agentes de la Policía Local de Sant Antoni, cuyos agentes declararon ayer en el juicio que la mujer presentaba hematomas en la zona de la boca.

La magistrada Martina Rodríguez, titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, dejó, ayer por la mañana, el caso visto para sentencia.