El juzgado pudo ayer recoger la declaración de uno de los dos británicos que resultó herido de arma blanca a principios de esta semana en una casa de Cala Comte después de que un compatriota suyo, con el que habían compartido drogas y alcohol, intentara supuestamente matar a ambos en lo que, de momento, por lo inexplicable de la acción, se supone que sobrevino como consecuencia de una paranoia del agresor.

Cristopher Mike D., de 46 años, relató ayer su convencimiento de que Louis C. quiso acabar con su vida. La salvó porque la otra víctima, Richard William H., de 40 años y propietario de la vivienda donde sobre la una de la madrugada ocurrió todo, distrajo la atención del presunto homicida. Cristopher Mike D. salió corriendo de la casa, desnudo tras perder la toalla que entonces le cubría, y estuvo durante hora y media desangrándose en la carretera esperando que algún conductor le auxiliase hasta que uno de ellos paró su coche y lo llevó a un centro de salud.

En el primer lance, recibió una puñalada en la espalda cerca del hombro. El agresor, sin embargo, le propinó otras cuchilladas que sólo lograron hacerles cortes superficiales en otras partes del cuerpo, entre ellos uno en las proximidades del cuello.

Su declaración, que ha quedado como prueba preconstituida para que no sea necesaria su presencia en futuras actuaciones judiciales, no pudo aportar apenas datos sobre lo que pasó en la casa en las horas finales de la fiesta. Cristopher Mike D. señaló que, cansado y deseando dormir, se fue a la playa a las tres de la tarde y regresó cinco horas después. Louis C., que estaba en la vivienda con su novia le abrazó al llegar y le reprochó levemente que no se hubiera quedado con ellos. Tras hablar amigablemente con él, se disculpó y se fue a la ducha porque tenía previsto regresar a Inglaterra sobre las tres de la madrugada.

Se despedía de los otros residentes de la casa en un pasillo cuando, tras escuchar un portazo, notó la puñalada. El juzgado espera en las próximas horas recoger la declaración de los otros testigos. Louis C., preso ahora, dijo no acordarse de nada.