La mayoría de los testigos que comparecieron ayer en el juicio calificaron a Tomás Arroyo y a A.C.D. de buenas personas incapaces de abusar de adolescentes. Así lo hizo una mujer que fue compañera sentimental de 'El Brujo' y que atribuyó el fracaso de su relación a los supuestos problemas sexuales de éste «al quedarse sin energía» y a los celos a los que derivó lo que, según ella, era un 'continuo' acoso de chicas en torno a la persona de su pareja. «Se peleaban por ponerse al lado de él en la mesa y no dudaban en sentarse en sus rodillas pese a qué él les pedía que fueran a sus sillas. Eran demasiados besos y abrazos», dijo esta mujer.
En similares términos se expresó la actual novia de Tomás Arroyo. «Estamos muy conectados y es una relación muy estrecha», aseguró dicha persona, una farmacéutica que testificó por videoconferencia. «Al principio era escéptica pero algo hay, tiene un don. Creo que es brujo», agregó.
Otras dos mujeres que dijeron conocer a la 'perfección' a Tomás Arroyo y que ayer acudieron en su defensa. Fueron una antigua amiga de Valencia y la joven ibicenca a la que los acusados responsabilizan de la ruptura del grupo y de la llegada de lo que manifestaron ser «falsas denuncias». «Lo conozco desde hace 20 años y me ayudó a mantener mi matrimonio», dijo la testigo de Valencia. «A mí me ayudó con la migraña y el asma. 'Tomi' [como ésta llamó a Tomás Arroyo] nunca me pidió dinero ni nada relacionado con el sexo. Las chicas mayores me rechazaron y se dedicaron a hacerme el vacío», comentó la otra.
También defendió al mentalista deportivo el marido de la primera. «Lo considero un amigo de los de antes. Trabajo de informático y no creo en lo esotérico pero la estadística le da la razón. Soy su mejor amigo en Valencia», afirmó.
En el juicio también declararon personas que aseguraron estar en las cenas con 'El Brujo' y las denunciantes. Relataron que nunca hubo sensación de que las chicas fueron obligadas a nada. «Bueno, a mí me desvistieron tres. Estaba hablando con ellas y, de pronto, se lanzaron. Al principio pensé que era raro pero luego dije: «Es normal, estoy en Eivisa», dijo un joven que es conocido como 'J., el tenista'.