El fiscal y la acusación particular piden un año de prisión para un vecino de Santa Eulària que ayer tuvo que sentarse en el banquillo acusado de un presunto delito de maltrato después de que el 5 de abril supuestamente irrumpiera en el bar de su exmujer, a quien no se podía acercar por orden judicial, y ocasionara múltiples destrozos en el local tras haberla amenazado de muerte. El acusado, que negó todos estos extremos, reconoció que cuando ocurrió todo había tomado cuatro botellas de vino y media de brandy.
Según su declaración ayer en el Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, en la que señaló no recordar con seguridad que hubiera estado en el establecimiento de su expareja, dicha ingesta de alcohol se produjo tras haber estado con dos amigos de nombre Vicent y aprovechara el encuentro, cono motivo de la festividad de este santo, para beber.
El acusado, que ya tenía condenas anteriores por asuntos de maltrato, afirmó en el juicio que, lejos de haber atacado o amenazado a su esposa, era ella quién se había topado con él y quien, incluso, le había golpeado con una barra de hierro.
La afectada, por contra, relató en el vista oral, que tuvo que suspenderse para que pueda declarar una testigo, que su ex marido tenía graves problemas con el alcohol y que se volvía extremadamente violento cuando bebía.

Tras una jardinera
Explicó que cuando lo vio entrar en su local le pidió que se fuera para evitar que fuera detenido por incumplir la orden de alejamiento. «Empezó a decirme que le había arruinado la vida y que me iba a matar a mí y a mis hijos. Luego comenzó a destrozarlo todo. Primero la máquina de bebidas, enseguida la del café, así hasta que no quedó nada en pie», dijo.
Uno de los agentes de la Policía Local que apresó al sospechoso, localizado tras el aviso agazapado detrás de una jardinería, confirmó que dicha persona estaba ebria.