Difícil tener tan mala suerte. Una conductora rumana ha sido condenada a estar privada del permiso para usar vehículos a motor durante un año y un día y a tener que pagar 1.080 euros tras ser sorprendida bebida al volante después de que un peatón, con problemas crónicos en una rodilla, prácticamente se arrojara sobre su coche en un paso de peatones de Platja d'en Bossa y simulara un atropello. Al ser sometida a la etilometría dio 0,64 mgr/l en la prueba de espiración.

La conductora, además, tuvo que soportar que el impostor la increpara y la llamara «hija de puta y drogadicta», al tiempo que esparcía por la zona el contenido de una bolsa de patatas fritas para dar más dramatismo a lo sucedido, mientras llegaba la policía, según declararon varios testigos en un juicio que se celebró en el Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa y del que se ha conocido ahora la sentencia. Dicho fallo se encuentra recurrido.

La acusada, una joven de 28 años, se encontró en esta tesitura en la madrugada del 27 de julio de 2009 nada más salir a escasa velocidad de un estacionamiento de la avenida Pedro Matutes Noguera. La sentencia recoge como probado que el peatón «irrumpió de forma inesperada en la calzada», momento en el que el BMW 316I de la acusada dio un frenazo. Fue entonces cuando la «víctima» se tiró sobre el capó del coche y luego fingió estar inconsciente, hecho que, pese a todo, no pasó desapercibido para la Policía Local de Sant Josep.