El acusado, tras pasar días atrás ante el juez. Foto: Imagen cedida por IB3.

M.C.C., el apicultor argentino de 50 años detenido por el incendio de Sant Joan, un hombre que ha pasado la mitad de su existencia en Eivissa y para quien el monte y el bosque era toda su vida, ingresó en prisión a primera hora de la tarde de ayer sin derecho a fianza. Su gran estado de afectación y de depresión ha motivado que se hayan dado instrucciones en la cárcel para que se vigile su comportamiento ante el temor de que se autolesionara.

El juez Santiago Pinsach, titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Eivissa, tomó esta decisión al entenderse, entre otras cuestiones, que existe riesgo de fuga si se le dejaba en libertad porque dicha persona puede verse abocada a un proceso en el que se puede terminar sentándose en el banquillo ante penas de 7,5 a 10 años de cárcel.

La fiscal pidió que se tomara este medida cautelar tras considerar como «contundente» el informe presentado por el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. El Ministerio Público considera que el acusado puede haber incurrido en un delito forestal por imprudencia grave en zona de especial consideración y protección habiendo, además, existido peligro de vida e integridad para las personas.

Sin precauciones

La investigación policial resuelve como probado que el fuego, con un único foco, comenzó precisamente en el lugar donde había estado trabajando el sospechoso, quien reconoció no haber tomado medidas de precaución ni haber llevado agua cuando ahumaba los panales, al parecer, con la ayuda de unas hierbas.

Los agentes, al respecto, se apoyan también en el testimonio de dos testigos que dijeron haber visto una sola columna de humo en este mismo lugar.

M.C.C. señaló haber concluido su trabajo sobre las diez y media de la mañana cerciorándose de que ya no existía peligro. Un testigo que figura en el informe del Seprona, sin embargo, indicó que una hora después vio una columna de humo en este paraje, hecho al que no dio importancia creyendo que era una quema controlada. Hasta la una y media de la tarde no se consideró que se estaba ante un incendio forestal. La Guardia Civil localizó poco después al apicultor. Tras llevarlo al lugar donde todo se inició y hablar con él, se procedió a su detención.

Pedir responsabilidades a las administraciones

El juez que instruye este caso no sólo puede pedir responsabilidades, si así se considera, al apicultor que se encuentra en prisión provisional. La investigación judicial puede también motivar que se presenten cargos contra otras personas y administraciones si se entiende que, vista la magnitud del desastre han existido otras imprudencias, como puede ser la ausencia de medidas preventivas en una zona forestal protegida.

La presencia de botellas de origen desconocido

El atestado de la Guradia Civil presentado en el juzgado aporta un reportaje fotográfico del lugar donde, según la investigación, comenzó todo. Fuentes relacionadas con el caso indicaron que en dicho informe se reseña, sin ahondar en la cuestión, la existencia de unas botellas a pocos metros del primer foco, recipientes de los que dijo desconocer su origen el apicultor que ha sido detenido por el incendio. M.C.C. indicó desde el primer momento que había cometido el error de no haber prevenido riesgos llevando agua a los panales.