Nueve meses de prisión y dos años sin poder acercarse ni contactar con su pareja. Ésta es la pena que se pide para un vecino de la zona de Cala Martina acusado de abofetear a su compañera después de que ésta supuestamente hubiera bebido. La Guardia Civil detuvo al sospechoso en la madrugada del 1 de agosto cuando se recibió una llamada que alertaba de un maltrato en el domicilio de ambos. La afectada abrió la puerta al agente «completamente desnuda» y relató que había sido golpeada.

El supuesto autor de este capítulo de violencia doméstica, un residente magrebí, sin embargo, negó ayer en el juicio, celebrado en el Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, todos estos extremos y afirmó que los hematomas que presentaba su pareja se debían a un tropiezo y a una caída que sufrió dos días antes en el puerto precisamente después de que ella hubiera bebido.

La perjudicada, por su parte, se acogió en la vista oral a su derecho a guardar silencio para no perjudicar a su compañero sentimental, acción que acompañó con la retirada de las acciones legales que emprendió en su día tras interponer la denuncia.

Según la información recogida por este periódico, la mujer ha presentando denuncias por maltrato en más de cinco ocasiones pero, al parecer, siempre acababa arrepintiéndose y retirándolas.

Luces apagadas

Un agente de la Guardia Civil que intervino en este supuesto episodio de violencia doméstica indicó que, a su llegada a la casa, se encontró con las luces apagadas y que, tras insistir en sus llamadas, le abrió la mujer «completamente desnuda». El guardia civil, al respecto, informó a la juez Clara Ramírez de Arellano, titular de este juzgado, que no observó ninguna lesión en la mujer y que ésta, asimismo, no mostró un comportamiento que denotara especial nerviosismo por una agresión.