La Guardia Civl entregó ayer tarde en el juzgado al sospechoso, un indigente de Tarrasa.

Marcos E.R., el indigente de 36 años, detenido por su supuesta implicación por el incendio forestal que el domingo por la noche obligó a desalojar a cerca de mil personas en Roca Llisa y quemó 92 hectáreas, quedó ayer en libertad con cargos y tendrá que comparecer semanalmente en el juzgado para estampar su firma mientras se ahonda en los distintos factores que confluyeron en la hora en que se declaró el fuego.

Entre estas actuaciones, según se presume, se incluirá citar a los vecinos del Puig de Can Vich para que aporten más datos a la investigación. Si finalmente el fiscal halla pruebas y presenta un escrito de acusación, Marcos E.R. podría enfrentarse a un delito penado de cinco a diez años de prisión.

El sospechoso, un joven natural de la localidad barcelonesa de Tarrasa que llevaba varios años residiendo en la Isla, prestó declaración ayer durante más de una hora ante la juez María Risueño, responsable accidental del Juzgado de Instrucción número 1 de Eivissa.

Sus manifestaciones estuvieron plagadas de incoherencias y contradicciones pero nunca se involucró directamente con una causa que explicara el inicio del fuego. Es más, indicó que él mismo fue testigo de las primeras llamas cuando se encontraba a cien metros del lugar del origen e indicó que la zona estaba siendo transitada últimamente por muchas personas.

Consumidor

Para complicarlo aún más, y pese a reconocerse consumidor habitual de derivados del cannabis, se desvinculó por completo de la plantación de marihuana que la Guardia Civil halló en la casa abandonada en la que pernoctaba, un cultivo compuesto por 60 plantas que arrojó un peso de 5,7 kilos y que estaba listo para la recolecta de los cogollos.

El secado de las plantas, a su vez, se realizaba en una cueva próxima a un rudimentario habitáculo que el sospechoso había fabricado.

Marcos E.R., asimismo, explicó su habitual presencia en la zona porque dijo estar buscando un nuevo sitio para instalarse ya que actualmente vivía con otros indigentes en la antigua discoteca Morgana de Sant Jordi y pensaba que pronto iba a tener que abandonar dicha residencia por las obras de ampliación del aeropuerto. La decisión judicial, solicitada en estos términos por el fiscal, se apoyó en que pese a los múltiples indicios recogidos por los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, no se pudo averiguar con plena certeza si hubo más personas que pudieron estar relacionadas con el fuego así como las causas exactas que lo generaron. Todo ello pese a recabarse que el acusado hacía habitualmente hogueras para cocinar y que también pudo incurrir en una imprudencia con un cigarrillo de marihuana como detonante del incendio. Además, se tuvo en cuenta que no hay ningún testigo, por el momento, que haya dicho haber visto a Marcos E.R. encender una fogata justo antes de que se vislumbraran las primeras llamas.

«Buscad al que lo hizo»

«Haced todas las fotos que queráis pero buscad al que lo hizo». Con estas palabras se dirigió ayer el sospechoso del incendio a los redactores gráfico que le esperaban en la puerta del juzgado. Marcos E.R. fue entregado al juez por agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil después de trasladarlo sobre las cinco de la tarde al edificio de la avenida de Isidoro Macabich. El presunto autor del incendio salió del vehículo policial con la cara tapada con su camiseta y en todo momento ocultó su rostro por lo que precisó la ayuda de los agentes para entrar en el inmueble.